domingo, febrero 22, 2009

133. FINAL DEL FINAL DE LA HISTORIA


Aun resuena el artículo del FUKUYAMA en plena expansión del neoliberalismo y de un capitalismo sin límites y abierto a todas las posibilidades. Lo reforzó posteriormente con una serie de libros y publicaciones (El fin de la historia el y el último hombre de 1992, y La construcción del Estado: hacia un nuevo orden mundial en el siglo XXI de 2004) que trataron de justificar la afirmación que le quitaba futuro a la historia porque no necesitaba ya progreso alguno (siglo XVIII), ni sujeto que se hiciera cargo de su construcción (Hegel o Marx en el siglo XIX). La historia no necesitaba avanzar, debía detenerse porque había encontrado su “parusía desacralizada” en el nuevo paraíso perfecto de las sociedades capitalistas de avanzadas. Sin oposición dialéctica, sin antítesis a la vista, sin alternativa y con una vida que podía darse todos los gustos, disfrutar de todos los placeres, generar el mejor estado de bienestar, construir los territorios mas privados… no había construcción de futuro (historia), sino repetición de presente.
Es verdad que había un desproporcionado mundo sin ese paraíso, que el neoliberalismo o el neoconservadurismo no podía soslayar pero que trataba de de ignorar... Pero esas diferencias eran con-naturales a esa misma historia, y en ese final, los excluido, los des-poseídos, los pobres, las sociedades margonales o debían sufrir sin aspirar a transformaciones ni a revoluciones imposibles, o debían trabajar con mucha tenacidad para llegar al estadio supremo de la historia. El capitalismo de las sociedades avanzadas provocaba una especie de “teosis profana “ en donde todo retornaba al bien supremo, la suma de todas las posibilidades.
El mismo Mario Benedetti, sospechando alguna jugada mentirosa lo reflejaba en uno de sus conocidos poemas:
Lo dice Fukuyama
la história se acabó / ya no hay remedio
se consumió la llama
y ha empezado el asedio
de la vana esperanza por el tedio
hegel lo anunció antes
y lo predijo marx (cuando valía)
y hubo otros hierofantes
cada uno en su día
que auguraron el fin de la utopía
en tiempos de cordura
oficial / ordenada / prefertnte
no cabrá la aventura
ya que juiciosamente
no alentará quimeras el presente
hemos llegado al techo
de lo posible / ¿no hay otra salida?
la suma de lo hecho
¿colmará la medida
de aquello que esperamos de la vida?
la história ¿habrá acabado?
¿será el fin de su paso vagabundo?
¿quedará aletargado
e inmóvil este mundo?
o será que empezó el tomo segundo?

Primero fue el 11 de setiembre del 2001: parecía que el final de la historia no le otorgaba seguridades a sus habitantes. Y en el corazón del paraíso, muy cerca de las oficina de todos los negocios y de los goces, apareció el infierno y la muerte. Pero era un ataque desde afuera, eran los otros, los demonios descontrolados que no lograban entender los avances inclaudicables de la historia.
Pero, de pronto, sobre finales del 2008, la historia irrumpe nuevamente, aparecen los males del paraíso perdido, alguien se encarga de recordar los pecados, de anunciar las condenas, de provocar la expulsión: caída de los mercados, crisis de los consumos, final de los trabajos seguros, derrumbe de los bancos, la muerte del dios del libre mercado… Y los que parecían ser los salvadores de la humanidad definitiva han sido sus destructores, los héroes del final de la historia se convirtieron en sus mas denostados traidores.
Un buen día y a partir de 2008, despertamos sabiendo que no había teosis ni parusía, que había humanidad en marcha, historia en construcción, que no había final, que sólo se trataba del espejismo de un alucinado que supuso que el brillo de la ruta se había convertido en el mar en el que podían navegar los predestinados dueños de la historia.

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