lunes, septiembre 22, 2008

120. EL PROBLEMA DEL TRABAJO + DEBATE FILOSOFICO



La cuestión humana (La question humaine)Francia, 2007, 143’. Director: Nicolas Klotz. Con: Mathieu Amalric, Laetitia Spigarelli y Michael Lonsdale.

Son muchas las cuestiones que quedan flotando después de ver la película francesa (2007) LA CUESTION HUMANA. En realidad no se trata de una historia lineal, simple, que suite un eslabón más a las película vinculadas con el mundo del trabajo como fueron: RECURSOS HUMANOS, EL EMPLEO DEL TIEMPO, LA CORPORACION y EL METODO, y la histórica TIEMPOS MODERNOS.
Es mucho más: SIMON es un psicólogo institucional especializado en Recursos Humanos que se dedica a la selección del personal y a los proceso de re-estructuración de las empresas con dificultades financieras (eufemismo cuya traducción remite a : expulsión de los obreros y empleados que ya no le sirven a la empresa, especialmente aquellos que le provocan problemas y pérdidas). Es un profesional notable por su rendimiento y su capacidad. Sereno, frío, calculador, solitario, sin vínculos afectivos estables, sin familia parece dispuesto a todo. Lo recuerdan especialmente por sus entrenamiento “al límite” con los altos ejecutivos para forzarlos al rendimiento en situaciones extremas… y por su capacidad de expulsar y dar de baja a los alcohólicos y drogodependientes con la aceptación del sindicato.
De pronto, la vida de Simón se ve sacudida por un pedido que lo pone en medio de varios juegos. Un alto ejecutivo de la empresa alemana de productos químicos que tiene una filial importante en Francia, le solicita que observe y evalúe al CEO de la empresa, a su ejecutivo estrella, a quien dirige la filial, al que ha sido responsable de pilotear la crisis, reducir el personal y superar – con éxito – una situación muy difícil.
En la búsqueda del presente y del pasado de ese hombre extraño, silencioso, de pocas palabras, amante de la música, con una vida familiar cruzada por la muerte del hijo, comienza a descubrir demasiadas cosas que terminan por desequilibrarlo psicológica y físicamente: olvidos, lagunas, enojos, violencia, desmayo, desganas, ausencia.
Y allí la película nos regala lo impensado: (1) el juego de las acusaciones cruzadas, (2) la imposibilidad de armonizar “la cuestión humana” con la ganancia de la empresa, la atención de las personas con las necesidades de las personas, (3) el sentido, el valor, la importancia de las palabras que se vuelven biselares: "La lengua es un poderoso medio de propaganda, el más público y el más secreto: se filtra en la carne y la sangre de las personas ; (3) el pasado no ha desaparecido: los dos ejecutivos que se cruzan celándose y controlándose provienen indirectamente del pasado nazi con el que guardan curiosas relaciones que – de modos diversos – alguien obliga a recordar: (4) la analogía entre el exterminio nazi con respecto a los Judíos con los detalles técnicos de su ejecución para lograr con el menor costo la mayor cantidad de ejecuciones… con el “exterminio” neoliberal y globalizado que excluye, mata, se saca del medio a quienes pueden no servir ya al sistema o – aunque valiosos – simplemente sobran en un mundo que amenaza con ser mas pobre y sólo para exclusivos; (5) esa soledad que atraviesa a todos los personajes que parecen envueltos en sí mismo, imposibilitados de establecer puentes hacia los otros (especialmente Simón): (6) un particular lenguaje fílmico: lento, oscuro, con imágenes que se dibujan en la sombras y que obligan al espectador a forzar la vista para poder “ver” lo que no se puede ver, con imágenes, sonidos, rostros, voces que se insinúan detrás de columnas, rostros, miradas oblicuas.
ES una película para pensarla mucho y para debatirla toda: hay una escena que particularmente sobresale: cuando SIMON lee la carta en la que se acusa al Padre del Ejecutivo investigado de haber sido un técnico de la Ejecución de los Judío (ese cálculo técnico nos hace pensar en la película La Conspiración, que trata la reunión histórica en la que se debate la “solución final”) y su “lectura interior” de los criterios que como técnico en recursos humanos debe aplicar para exterminar a los que no sirve en la empresa a la que sirve.
No es extraño que un periódico haya iniciado su comentario con estas preguntas: Cómo definir la compleja materia de La cuestión humana si abarca muchísimo más que la descripción rigurosa, fría y cautivante de los mecanismos y los comportamientos que rigen una gran empresa contemporánea como la que es escenario central de la acción? ¿Cómo ceñirla a las peculiaridades de un género cinematográfico si el registro puede ser realista, casi documental o deliberadamente estilizado? ¿Cómo ignorar lo fantástico y su efecto iluminador e inquietante cuando con él los espectros de la historia regresan y se espejan en inequívocas escenas de hoy? ¿Cómo no advertir que por debajo de la intriga y la tensión del thriller psicológico-policial se hace visible la intención de releer el sentido de las acciones del presente a la luz de ciertas claves históricas? ¿Y cómo permanecer indiferente al lúcido estudio del lenguaje como potente arma ideológica que el film aborda frontalmente cuando detecta el perturbador paralelo que se dibuja entre los procedimientos del fascismo y los del liberalismo más exacerbado?

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