Al promediar el siglo XVII y, sobre todo, en el curso del siglo XVIII, la modernidad consolida su presencia y define su proyecto más expansivo. El mundo se vuelve moderno y la realidad adquiere su definitiva inteligibilidad asociada a la posibilidad de su dominio y transformación. La enumeración de algunos caracteres permitirá descubrir el contexto de posibilidad de las producciones de la ciencia moderna.
1. La razón se vuelve el común denominador de la condición humana: su rasgo distintivo y su identidad. La razón no pretende – como en los siglos anteriores – profundizar el interior de las cosas o su constitución metafísica (esencia, esquematismos latentes, realidad última, noumeno) sino que es una razón instrumental que se ofrece como un recurso de la humanidad para de-codificar e interpretar Toda la realidad.
2. La razón le da nombre al nuevo siglo: iluminismo, ilustración, siglo de las luces. Frente a la presunta oscuridad de los conocimientos del pasado, la nueva edad crea las condiciones para iluminar con las luces de la razón cada sector de lo real (lo humano y lo natural). La razón es civilizadora y con su presencia legislativa y transformadora tiende a superar la barbarie del pasado y de las fuerzas de la naturaleza.
3. La ciencia se asocia a la filosofía (filósofo y científico se identifican) para interpretar el cosmos (astronomía) y el mundo (mecánica). Los diversos representantes convierten al conocimiento racional en el instrumento de dominio. La formulación de diversas leyes permite determinar las constantes de los fenómenos, ordenar la realidad y anticipar su presencia y desarrollo. El sueño de Francis Bacon de convertir la ciencia en un recurso para el hacer y el poder (con la transformación de lo real) permite humanizar la realidad (cultura).
4. Se instaura el concepto de progreso y civilización (opuestos a tradición y barbarie): la humanidad ha entrado en una nueva edad y puede asegurar que la tierra (definitivamente conocida y conquistada) y el universo (descubierto, interpretado y observado) están bajo su dominio. El tiempo permite definir al siglo como el momento cumbre de la humanidad y al futuro como un vasto territorio para ampliar las realizaciones humanas.
5. La razón asume como paradigma el saber científico, principalmente asociado a la matemática y a la física matemática (filosofía natural) y desde este modelo opera en todos los ámbitos de lo humano: la economía, la moral, la política, los sistemas de representación y de gobierno, la organización social, la educación, la moral, la religión, la literatura, el arte etc. La Enciclopedia (británica y francesa) representa la “suma iluminista” que encarna y contiene todo el saber disponible (con un ordenamiento alfabético, no jerárquico); la revolución francesa y el despotismo ilustrado expresan en el ámbito de lo social y de lo político la presencia operativa de la razón, con la vigencia de nuevos principios de manejo del poder y de la sociedad. Nace el ciudadano como unidad sociopolítica que basa sus derechos en su mera condición de ser humano: el ejercicio de la racionalidad.
6. El siglo de las luces asume los caracteres de la civilización europea. Allí está la sede del pensamiento, de la razón y del progreso. La expansión civilizatoria se convertirá en un poder avasallador sobre las diversidades geográficas, raciales y culturales. No hay proyecto alternativo y todo lo distinto será subordinado al discurso hegemónico de la razón (Europa).
7. La fuerza de la ciencia y de la filosofía (razón) radica en la certeza de haber encontrado la llave de la realidad y su absoluto dominio. El hombre se siente efectivamente el rey de la creación, en su único dominador, renunciando a la “minoría de edad” de los tiempos precedentes y a diversas tutorías (Dios, los reyes, los poderes ocultos, las fuerzas irracionales de la naturaleza, lo desconocido, lo misterioso).
8. Mientras la filosofía sufre un período de transición entre los grandes sistemas del siglo XVII y la explosión creativa del Idealismo del siglo XIX (muchos filósofos, poca filosofía), la ciencia produce una expansión cualitativa y cuantitativa. Son muchos los hombres de ciencias y muchos los temas que se descubren, se abordan, se profundizan y se definen, pero a su vez el progreso de la matemática, de la astronomía, de la física, de la química y de las restantes ciencias va sumando diversas estrategias metodológicas (inductivo, axiomático, hipotético deductivo) con el objetivo de avanzar en la producción del saber.
9. La sociedad también recurre a la razón para encontrar la mejor organización, al tiempo que la política y las formas de gobiernos son temas de los debates racionales para ordenar la economía, el control de la violencia, el ejercicio de los derechos, el poder del estado, la participación de los ciudadanos.
10. Hay una circulación activa del saber, de la ciencia y de los conocimientos. El público lector se asocia a la burguesía y permite acceder a los conocimientos y divulgarlos. No se trata de algo privativo de sectores o iniciados, sino un derecho y una posibilidad al alcance de todos los ilustrados (considerando los límites impuestos por los sistemas educativos). Los autores (científicos, filósofos y literatos) conscientes de la situación escriben según los requerimientos de los lectores y la Enciclopedia es la muestra de la divulgación (“democratización”) de los conocimientos.
1. La razón se vuelve el común denominador de la condición humana: su rasgo distintivo y su identidad. La razón no pretende – como en los siglos anteriores – profundizar el interior de las cosas o su constitución metafísica (esencia, esquematismos latentes, realidad última, noumeno) sino que es una razón instrumental que se ofrece como un recurso de la humanidad para de-codificar e interpretar Toda la realidad.
2. La razón le da nombre al nuevo siglo: iluminismo, ilustración, siglo de las luces. Frente a la presunta oscuridad de los conocimientos del pasado, la nueva edad crea las condiciones para iluminar con las luces de la razón cada sector de lo real (lo humano y lo natural). La razón es civilizadora y con su presencia legislativa y transformadora tiende a superar la barbarie del pasado y de las fuerzas de la naturaleza.
3. La ciencia se asocia a la filosofía (filósofo y científico se identifican) para interpretar el cosmos (astronomía) y el mundo (mecánica). Los diversos representantes convierten al conocimiento racional en el instrumento de dominio. La formulación de diversas leyes permite determinar las constantes de los fenómenos, ordenar la realidad y anticipar su presencia y desarrollo. El sueño de Francis Bacon de convertir la ciencia en un recurso para el hacer y el poder (con la transformación de lo real) permite humanizar la realidad (cultura).
4. Se instaura el concepto de progreso y civilización (opuestos a tradición y barbarie): la humanidad ha entrado en una nueva edad y puede asegurar que la tierra (definitivamente conocida y conquistada) y el universo (descubierto, interpretado y observado) están bajo su dominio. El tiempo permite definir al siglo como el momento cumbre de la humanidad y al futuro como un vasto territorio para ampliar las realizaciones humanas.
5. La razón asume como paradigma el saber científico, principalmente asociado a la matemática y a la física matemática (filosofía natural) y desde este modelo opera en todos los ámbitos de lo humano: la economía, la moral, la política, los sistemas de representación y de gobierno, la organización social, la educación, la moral, la religión, la literatura, el arte etc. La Enciclopedia (británica y francesa) representa la “suma iluminista” que encarna y contiene todo el saber disponible (con un ordenamiento alfabético, no jerárquico); la revolución francesa y el despotismo ilustrado expresan en el ámbito de lo social y de lo político la presencia operativa de la razón, con la vigencia de nuevos principios de manejo del poder y de la sociedad. Nace el ciudadano como unidad sociopolítica que basa sus derechos en su mera condición de ser humano: el ejercicio de la racionalidad.
6. El siglo de las luces asume los caracteres de la civilización europea. Allí está la sede del pensamiento, de la razón y del progreso. La expansión civilizatoria se convertirá en un poder avasallador sobre las diversidades geográficas, raciales y culturales. No hay proyecto alternativo y todo lo distinto será subordinado al discurso hegemónico de la razón (Europa).
7. La fuerza de la ciencia y de la filosofía (razón) radica en la certeza de haber encontrado la llave de la realidad y su absoluto dominio. El hombre se siente efectivamente el rey de la creación, en su único dominador, renunciando a la “minoría de edad” de los tiempos precedentes y a diversas tutorías (Dios, los reyes, los poderes ocultos, las fuerzas irracionales de la naturaleza, lo desconocido, lo misterioso).
8. Mientras la filosofía sufre un período de transición entre los grandes sistemas del siglo XVII y la explosión creativa del Idealismo del siglo XIX (muchos filósofos, poca filosofía), la ciencia produce una expansión cualitativa y cuantitativa. Son muchos los hombres de ciencias y muchos los temas que se descubren, se abordan, se profundizan y se definen, pero a su vez el progreso de la matemática, de la astronomía, de la física, de la química y de las restantes ciencias va sumando diversas estrategias metodológicas (inductivo, axiomático, hipotético deductivo) con el objetivo de avanzar en la producción del saber.
9. La sociedad también recurre a la razón para encontrar la mejor organización, al tiempo que la política y las formas de gobiernos son temas de los debates racionales para ordenar la economía, el control de la violencia, el ejercicio de los derechos, el poder del estado, la participación de los ciudadanos.
10. Hay una circulación activa del saber, de la ciencia y de los conocimientos. El público lector se asocia a la burguesía y permite acceder a los conocimientos y divulgarlos. No se trata de algo privativo de sectores o iniciados, sino un derecho y una posibilidad al alcance de todos los ilustrados (considerando los límites impuestos por los sistemas educativos). Los autores (científicos, filósofos y literatos) conscientes de la situación escriben según los requerimientos de los lectores y la Enciclopedia es la muestra de la divulgación (“democratización”) de los conocimientos.
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