La filosofía es un saber fundante porque se encarga de los temas y de las cuestiones que anteceden a los planteos y respuestas de la ciencia. Por su parte – especialmente desde Aristóteles – la filosofia es un saber universal porque se ocupa de todos los entes en cuanto tal, es decir, en cuanto que son entes, no en cuando son una cosa u otra en particular. ¿Por qué hablamos de un saber fundante y universal?
1º. Porque es un saber que no reconoce límites ni se impone frontera, sino que se hace cargo de todo, aun de aquello que puede ser objeto de ciencias particulares. Lo que las ciencias toman como supuesto, la filosofía lo convierte en objeto de reflexión.
2º. Porque es un saber que trabaja en y con los fundamentos, discutiendo o poniendo en cuestión aquello que se da por supuesto, que en una primera mirada no se nos revela o se nos escapa. Por eso decimos que la filosofía es un saber sin supuestos, precisamente porque se encarga de ellos.
3º. Porque es un saber que ayuda a constituir los saberes particulares, las diversas ciencias, pero no se desprende de los temas que le pertenecen. La filosofía siempre se mantuvo vinculada con las diversas ciencias y sus producciones. No se opone a la ciencia, sino que se complementa y ocupa otro plano.
4º. Porque es un saber que sale a la búsqueda de todos los problemas, temas y cuestiones, sin refugiarse en UNA parcela predeterminada. Su carácter universal es el que le permite asumir las más variadas cuestiones: los des-cubre, los discute, los analiza, aporta sus interpretaciones.
5º. Porque es un saber directamente vinculado con la existencia misma del hombre, con sus cuestiones mas importantes, con aquellas en las que el ser humano – el único ser con capacidad de interrogantes, de cuestionarse, de preguntarse – juega sus propias posibilidades: el ser, la realidad, lo trascendente, el obrar, los valores, el bien, la belleza, la vida en sociedad, la realización vital, el llegar al ser y el dejar de ser.
Así lo entendieron los griegos, el pueblo que históricamente “inventó la filosofía” o procesó una forma peculiar de pensamiento, utilizando determinadas categorías lógicas que – como ha sucedido con otras disciplinas – ha sido patentada como filosofía. No hubo un programa inicial, un plan diseñado desde el origen, sino un ponerse en camino, construyendo lentamente el territorio de la filosofía, siempre abierto, siempre incompleto. Porque desde aquellas respuestas originales del siglo VI antes de Cristo hasta nuestros días hay un hilo conductor que unos une: somos los mismos seres humanos, viviendo en el mismo universo, tratando de encontrarle sentido y el secreto a nuestra vida y a la realidad.
1º. Porque es un saber que no reconoce límites ni se impone frontera, sino que se hace cargo de todo, aun de aquello que puede ser objeto de ciencias particulares. Lo que las ciencias toman como supuesto, la filosofía lo convierte en objeto de reflexión.
2º. Porque es un saber que trabaja en y con los fundamentos, discutiendo o poniendo en cuestión aquello que se da por supuesto, que en una primera mirada no se nos revela o se nos escapa. Por eso decimos que la filosofía es un saber sin supuestos, precisamente porque se encarga de ellos.
3º. Porque es un saber que ayuda a constituir los saberes particulares, las diversas ciencias, pero no se desprende de los temas que le pertenecen. La filosofía siempre se mantuvo vinculada con las diversas ciencias y sus producciones. No se opone a la ciencia, sino que se complementa y ocupa otro plano.
4º. Porque es un saber que sale a la búsqueda de todos los problemas, temas y cuestiones, sin refugiarse en UNA parcela predeterminada. Su carácter universal es el que le permite asumir las más variadas cuestiones: los des-cubre, los discute, los analiza, aporta sus interpretaciones.
5º. Porque es un saber directamente vinculado con la existencia misma del hombre, con sus cuestiones mas importantes, con aquellas en las que el ser humano – el único ser con capacidad de interrogantes, de cuestionarse, de preguntarse – juega sus propias posibilidades: el ser, la realidad, lo trascendente, el obrar, los valores, el bien, la belleza, la vida en sociedad, la realización vital, el llegar al ser y el dejar de ser.
Así lo entendieron los griegos, el pueblo que históricamente “inventó la filosofía” o procesó una forma peculiar de pensamiento, utilizando determinadas categorías lógicas que – como ha sucedido con otras disciplinas – ha sido patentada como filosofía. No hubo un programa inicial, un plan diseñado desde el origen, sino un ponerse en camino, construyendo lentamente el territorio de la filosofía, siempre abierto, siempre incompleto. Porque desde aquellas respuestas originales del siglo VI antes de Cristo hasta nuestros días hay un hilo conductor que unos une: somos los mismos seres humanos, viviendo en el mismo universo, tratando de encontrarle sentido y el secreto a nuestra vida y a la realidad.
NORO JORGE EDUARDO
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