martes, septiembre 25, 2007

002. REALIDAD Y CONSTRUCCION HUMANA

Desde cierta perspectiva, toda realidad, en su sentido más directo, es una realidad inventada. Apenas una construcción de quienes creen que descubren e investigan su realidad. Desde ciertas perspectivas constructivistas, las cosas tienen la propiedad y la estructura que le otorga quien las observa en función de que le sirvan o no a su fin elegido. Las vivencias están dominadas por su significación emotiva del tiempo. Y la experiencia no es su consciencia de lo que se vivió sino sólo de aquello que le es útil a su propósito. De esta manera debemos concluir que no existiría realidad exterior pura y objetivable, sino otra interior y subjetiva en la cual todas las percepciones humanas, el infierno, el cielo y el mundo en su conjunto, están sólo en nuestra cabeza. Nos gustaría vivir como algo exterior aquello que – finalmente - nosotros somos arquitectos. Según Epicteto “no nos hacemos problemas de las cosas sino por la opinión que tenemos de las cosas”.
A pesar de todo, el ser humano no podría vivir razonablemente sin apoyarse en ciertas regularidades que organizan la causalidad y la finalidad de las cosas.. Es decir que al mismo tiempo que se afirma la “construcción de todo lo real” se requiere una “objetiva regularidad que nos haga coincidir a todo en la manera de ver
y ordenar el mundo en que vivimos”. Mientras la primera afirmación menciona lo comprobable, la segunda se convierte en un postulado, en un desideratum que no se puede obviar porque nos expondríamos a una caótica construcción de realidad que no podrían articularse entre sí. En este sentido, el revolucionario planteo gnoseológico de Kant apunta a rescatar ambos aspectos: a la marcar las condiciones de constitución de lo real… y una apercepción trascendental que nos haga coincidir mínimamente en la construcción de lo real.
Una llave no funciona porque abre una puerta o cuando encuentra una cerradura en la que encaje. Funciona solo y únicamente si abre la puerta que nos comunica con el camino que deseamos seguir.
La construcción de una realidad (especialmente la social) requiere tres elementos: (1) el poder de quien crea la realidad para imponerla; (2) su capacidad para detectar una promesa que le sea funcional a la población para autojustificar sus frustraciones y sus deseos; (3) descrédito y pasividad de quienes piensan distinto.
De esta manera, una vez que se consolida una premisa falsa se puede derivar en un delirio autosostenido de conclusiones totalmente lógicas (pero igualmente falsas), prolijamente articuladas entre sí, pero extraídas de aquella única premisa errónea. Los investigadores que
se guían por suposiciones y construcciones, no observan a la realidad, ni contrastran sus afirmaciones con ella, sino que le imponen a la naturaleza de las cosas una manera de plantear las preguntas que es un modo de obtener las respuestas. En palabras Hegel: “si los hecho no coinciden con las ideas, tanto peor para los hechos”.
EL lenguaje es el primer gran constructor de la realidad (y es obligada la referencia a las ídolas de Bacon): no la refleja sino que la crea. La importancia primordial de la palabra en la construcción de la realidad. Algunas palabras y ciertas construcciones discursivas exhiben mayor poder que otras para reflejar la realidad o para convencernos de que las afirmaciones con verdaderas. Schopenhauer sostenía que la seducción de la rima de una poesía o de una cación, la belleza en la construcción del discurso nos hace convencer de enunciados quye en el lenguaje cotidiano discutiríamos o rechazaríamos. Algo similar sucede con las frases con dos ideas opuestas o invertidas: “El fin justifica los medios pero los medios justifican también los fines”
Una vez que se ha construido una realidad, poniendo en marcha una maquinaria discursiva y una estructura lógica que exhiba una absoluta coherencia y redundancia, los participantes del mismo núcleo de comprensión se manejarán con absoluto convencimiento y sumisión, suponiendo que se mueven en el campo de una verdad indiscutible. Una estado así de construcción y control (a priori de la realidad) es observable en el ámbito de las ciencias, pero también en el campo de la política y de los gobiernos, y de la organización de las sociedades.
Resulta muy difícil sustraerse a la influencia impuesta… y oponerse implica salirse de ese modelo de organización de lo real para proponer alternativas que intenten recuperar – por otras vías – una mejor relación entre discurso – pensamiento – realidad.
El sueño de organizar la realidad desde el sujeto y de implantar un apriorismo que permitiera si no construir, por lo menos otorgarle un orden desde el sujeto a todo lo real ha sido una de las aspiraciones de la filosofía y de la epistemología. Desde los dos mundos platónicos hasta el racionalismo cartesiano, la idea de que el mundo y la realidad debía ser una proyección del orden del sujeto fue ganando terreno en el pensamiento. Tal vez lo aportes mas significativos hayan sido los de Berkeley y de Kant. El filósofo inglés afirmaba que era la percepción del sujeto la responsable de la construcción el objeto, de tal manera que el ser y la realidad dependían del sujeto y su conocimiento. Kant – que representa una verdadera revolución copernicana en el campo del conocimiento, al privilegiar la función de las estructuras del sujeto – afirma que la realidad se nos presenta como un conjunto de fenómenos en estado de desorden y de caos… y que se necesita un sujeto ordenador que – a través de los órganos del conocimiento: los sentidos, el entendimiento, la razón – convierte a ese caos en cosmos, a ese desorden fenoménico en un objeto ordenado. De esta manera la realidad no es una creación del sujeto o de la razón (como afirmará el idealismo posterior) pero depende de una construcción común de la que participan los sujetos cognoscentes.
Pero la filosofía no cae en un delirio enfermizo, ya que el apriorismo goza de buena salud: las ciencias funcionan – en cierto sentido – como constructoras y configuradotas de la realidad. Nos dicen cómo es la realidad, qué es lo real (más allá de lo que podemos percibir)… y – en el plano social – diversos discursos, armados de poder, recorridos por ideologías o simplemente a caballo de algunas formulaciones teóricas, se encargan de “armarnos realidades” tratando de imponer determinadas visiones de lo real. La guerra, la paz, el bienestar de un país, sus problemas, la vida que tenemos, el presente y el futuro pueden convertirse en construcciones que alguien fabrica para vender y que muchos consumidores puntualmente compran en numerosas bocas de expendio.
La puntada final ha estado en manos de la tecnología. Ella fue la que creó la realidad virtual y convirtió las señales digitalizadas y las imágenes en proyecciones de lo real. En los teléfonos, en las computadoras personales, en los monitores, en las pantallas, brilla un mundo que ya no sabemos si existe en realidad o ha sido creado para nuestro propio consumo. Y el problema es que ya no nos hacemos problemas y hasta podemos sentirnos felices en este nuevo paraíso terrenal.
JORGE EDUARDO NORO

1 comentario:

Mike Parga dijo...

Me parece muy bueno el lo que acbas de publicar, es cierto el lenguaje viene siendo el principal constructor de una realidad, un ejemplo muy claro seria decir: La vaca NO comió.
Al decir esto estamos entandi en un mundo alterno, un mundo en donde las cosas que no pasaron nunca o no 'existieron' ya han pasado a se parte de la realidad; asi pues he de decir que el lenguaje es muy importante para crear una realidad y que entre mas conocimiento se tenga uno tiene una realidad mas nitida y clara.
Aquella persona que tiene un lenguaje amplio cuando siente una opresion en el pecho puede ser que sienta varias cosas: puede que lo que sienta sea miedo, puedo que lo que sienta sea terror, puedo que solo este cohibido, puede que tenga susto esta persona etc. La persona aquella carente de conocimiento solo conoce el miedo, lo mas primitivo, su propio interior le parece oscuro.