sábado, marzo 07, 2009

137. SPINOZA, ¿PROFESOR O FILÓSOFO?


(1) Carta de Ludovico Fabritius a Baruch de Spinoza

Ilustrísimo señor:
Mi clementísimo señor, el serenísimo Elector Palatino, me ordena escribirle a Ud. - hasta ahora desconocido para mí, pero apreciadísimo por el serenísimo Príncipe- pedirle que acepte la profesión ordinaria de la filosofía, en su ilustre Academia. El estipendio anual es el que perciben actualmente los profesores ordinarios (...) Ud. tendrá la más amplia libertad de filosofar. El Príncipe confía que no abusará de ella con el fin de perturbar la religión públicamente profesada (...)
Esto sólo agrego, que se verá que transcurrirá plácidamente una vida digna de un filósofo, a menos que ocurra todo lo contrario de lo que es nuestra esperanza y nuestra opinión.
Le ofrezco, ilustrísimo señor, mis saludos. Suyo atentísimo
J. Lodovico Fabritius, Profesor de la Universidad de Heidelberg y Consejero del Elector Palatino. Heidelberg, 16 de febrero de 1673.

(2) Respuesta de Spinoza a Fabritius.

Ilustrísimo señor:
Si yo hubiese tenido alguna vez el deseo de ejercer la profesión de una facultad, ésta que me es ofrecida por su intermedio por el serenísimo Elector Palatino habría sido la única que yo hubiese podido considerar. (...)
Pero, como no fue nunca mi intención enseñar públicamente, no puedo dejar de aprovechar esta bella ocasión para expresar lo que largamente he reflexionado. De hecho, si quisiese dedicarme a la educación de los jóvenes, debería en primer lugar renunciar a hacer filosofía. En segundo lugar, yo no sé entre qué límites deba entenderse comprendida aquella libertad de filosofar, para que yo no parezca querer perturbar la religión públicamente constituida (...)
Suyo : Baruch de Spinoza

(3) Comentario de Mario Trombino

Spinoza no dice por qué, si quisiese dedicarse a la educación de los jóvenes debería renunciar a hacer filosofía, mientras que es posible seguir haciéndola puliendo lentes. El silencio sobre el por qué no hace menos neta la afirmación, sin embargo. A menos que la segunda razón de la negativa deba entenderse como comprendiendo a la primera. Puliendo lentes no se pone en juego la propia búsqueda filosófica; pero educando jóvenes a través de la filosofía, sí.

Trombino, Mario (1999): Elementi di didattica teorica della filosofia. Bologna, Calderini, Traducción de Mauricio Langon
Respeto la determinación muy digna de Spinoza... y al mismo tiempo pienso que tal vez ese ejercicio de la educación le hubiera puesto interlocutores y diálogo a su filosofía, enfrentamiento y discusión, cierta anticipada dialéctica... porque no imagino a Baruch sin defender y ejercer la libertad del pensamiento, también en sus clases... Tal vez por eso, tal vez porque los lentes y su taller fueron mudos testigos de sus cavilaciones y de sus escritos, es posible que haya temido que la generosidad de quien le ofrecía el trabajo podía chocar contra esa necesaria libertad de la especulación... Pero la educación, ¿no es un territorio abierto a la libertad?

1 comentario:

Ileana Dascalu dijo...

¡Hola!
Un placer encontrar su blog, porque me parece muy interesante...

Quizás Spinoza, sabia que no podía dominarse la tentación de debatir (sin crear revuelo) el tema de la religión, si aceptaba ser profesor de filosofía. Esta exigencia creo que fue decisiva en su decisión: "Ud. tendrá la más amplia libertad de filosofar. El Príncipe confía que no abusará de ella con el fin de perturbar la religión públicamente profesada".

Un saludo.