viernes, mayo 02, 2008

083. ORIGEN DE LA ESPECIE HUMANA

"Lo que frívolamente denominamos prehistoria es, en realidad, un hiperdrama, que acontece en forma de exitosa sucesión de evoluciones del lujo. En las antiguas incubadoras de cría de las hordas se probaba suerte con los más sorprendentes experimentos biológicos sobre la forma humana. En ellas, y sólo en ellas, pudo el homo sapiens convertirse en el marginado biológico que —hoy más que nunca— parece que es. En aquellas islas flotantes de los viejos y pequeños grupos, los cráneos se hicieron notablemente grandes, las epidermis notablemente delgadas, las mujeres notablemente bellas, las piernas notablemente largas, las voces notablemente articuladas, la sexualidad notablemente crónica, los niños notablemente infantiles y los muertos propios notablemente inolvidables.
Estas islas sociales flotantes —o balsas— son los lugares de nacimiento de características psicoculturales que un buen día producirán efectos mundiales. En ellas nace aquella empatía que, por así decirlo, hace emocionalmente transparentes entre sí a los miembros de una misma horda: cuando la empatía se especializa y tiene que ser trasladada a desconocidos, se abre, sobre todo en las culturas superiores que sucederán a las hordas, un espacio para esos dramas que dieron en llamarse amor; en ellas surge también aquella atención hacia congéneres, prójimos y entornos que en la era de las culturas superiores se bifurcará en curiosidad teórica y estado de alarma política; también en estas islas se acumulan aquellas experiencias fundamentales con espíritus, seres vivos y cosas, que serán transmitidas más tarde en forma de técnica y de sabiduría. La lujuriante isla humana está llena de olores y ruidos que podrían definirse como un paisaje sonoro, como una sonoesfera que atrae a los suyos como hacia el interior de un globo terráqueo psicoacústico". SLODERDIJK (1993) : EN EL MISMO BARCO.

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