miércoles, octubre 24, 2007

021. FILOSOFIA DE HOY, FILOSOFIA NECESARIA

En un mundo signado por la complejidad y la incertidumbre, mundo inapresable y multívoco, insobornable a la hora de la demarcación y clasificación, borroso en sus manifestaciones y delimitaciones, la filosofía no puede -- simplemente -- respetar dogmáticamente y prolongar la tradición occidental. La filosofía fue la responsable directa de la construcción del mundo moderno. Fue la condición de posibilidad de su estructuración, fue su fiel intérprete, fue la vocera oficial de sus logros y de sus posibilidades, anunciando paso a paso el ser y el quehacer de una época segura y omnipotente, obsesionada por el progreso indefinido del hombre y de la humanidad. En la modernidad se concentraron los logros de la filosofía precedente y en la modernidad la filosofía sistematizó las estrategias de abordaje a un mundo que merecía ser conocido y contemplado, ordenado y legislado, anticipado y recreado. Las ciencias fueron la prolongación de ese pensar filosófico y, en un juego dialéctico, fueron las mismas ciencias las que fortalecieron a la filosofía, en momentos de orfandad e indefinición epistemológica. Filosofía y ciencia construyeron un curioso y atrayente matrimonio, de cuya fecundidad procreativa fue resultado el mundo moderno en sus más diversas manifestaciones.

La contemporaneidad -- y sus fluctuantes y variadas denominaciones -- ha debido afrontar el conocido quiebre de la modernidad. Al pensamiento sistemático y lineal se ha sobrevenido la complejidad y multilateralidad de las visiones y de las versiones; a la vigencia de la verdad y de la certeza gnoseológica o la univocidad de los discursos morales, le han sucedido las perspectivas múltiples y las legítimas variables de accesos a los acontecimientos y a sus valoraciones. Al delimitado entramado de acciones y saberes, construido sobre la certeza de la necesaria co-relación entre realidad-verdad-discurso le ha sobrevenido la imprecisión, las estrategias de acercamiento, la legitimación de la provisoriedad y la duda... y a la concepción de las ciencias como un absoluto cierto, preciso, demarcado, le ha soprendido la situación de incertidumbre que algunos autores -- del ámbito de las ciencias duras -- se han atrevido a definir con principios que hubieran horrorizado a la modernidad :

Frente a las demandas expresadas, la filosofía no puede defender los sueños trasnochados de la tradición de otros tiempos. Sin embargo, respetando un pasado que ha sabido construirse, paso a paso, utilizando los materiales de las filosofías precedentes, deberíamos recuperar los insumos con los que habrá de construirse el nuevo edificio. Así, una nueva actitud filosófica debería rescatar:

1º. En primer lugar, el respeto y el cuidado por los instrumentos del pensamiento y del filosofar, a los que necesariamente se accede con un esfuerzo paciente y prolongado.

2º. En segundo término, la apertura -- el oído atento -- a las demandas de la realidad, las melodías de la vida y las exigencias de la praxis, dejando que se entrometan, con cierta impertinencia, en nuestras clases, en nuestras exposiciones, en nuestros exámenes, en nuestras reflexiones y en el desarrollo sistemático de las ideas.

3º. También una filosofía siempre menesterosa de volverse sobre el mundo no sólo para contemplarlo o para ensamblar críticamente lo que se ha dicho, sino para operar creativamente sobre él, arriesgando las verdades absolutas, poniendo a prueba los instrumentos y sabiendo que -- frecuentemente -- habrá que regresar para esterilizarlos y evitar eventuales contagios o infecciones.

4º. Además, una filosofía necesitada de pronunciar su palabra, emitir mensajes, construir códigos y signos para ayudarnos a comprender el mundo de hoy, con algunas estrategias de supervivencias para poder subsistir en él, en temas tales como la verdad, el bien, el obrar, la responsabilidad personal y solidaria, etc.

5º. Una filosofía protagonista y arriesgada en el mundo que nos rodea, con capacidad y posibilidad de equivocarse, sin avergonzarse y claudicar; de acertar, sin volverse dogmática.

6º. Finalmente, una filosofía que imagine e construya desde el mundo presente, el mundo futuro: que hable proféticamente para un presente embarazado de futuros. Una filosofía en tensión dialéctica: históricamente fiel a un pasado común y prospectivamente abierta a un modelo que anticipa el porvenir

Hablamos de una filosofía que se construye en los centros del poder hegemónico... pero sobre todo una filosofía sostenida por las prácticas de los filósofos que comparten nuestro tiempo y las desventuras de nuestro espacio, de los profesores de filosofía, de los grupos de reflexión, de los estudiantes que transitan diversos niveles de aprendizaje y que van accediendo al uso del tesoro que, además de cuidar celosamente, deberán disfrutar y multiplicar. (NORO JORGE, 2005: 286)

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