viernes, octubre 30, 2009
167. CUESTIONES DE BIOETICA
02. Ciencia y filosofia. Autonomía, integración y subordinacion de discursos.
03. Dignidad humana(discurso antropologico) y respeto por la vida.
04. El comienzo de la vida humana.
4.1. Planificación genética de la vida futura o posible. Código genético
4.2. Formación del embrión y origen de la vida
4.3. Ontogénesis estructura del embrión humano. Personal humana. Vida embrional.
4.4. Ingeniería genética y terapias génicas, mapeo y secuenciación del genoma humano, patentes genéticas
4.5. Clonación. Manipulación genética.
4.6. Ciencia experimental y ética. Límites éticos de la actividad cientifica. Certezas, conjeturas y probabilidades
4.7. Procreación artificial / la vida artificialmente producida. De o técnico a lo ético.
4.8. Diagnóstico prenatal y consejo genético, biopsia embrionaria, neonatos defectivos
05. La vida humanamente interrumpida. Aborto. Tipos, problemas, argumentos, discusiones.
06. Discapacidades, anormalidades, limitaciones leves y severas. Respuestas históricas.
07. La vida humanamente abreviada o la muerte anticipada
7.1. Interpretacion cientifica de la muerte.
7.2. Suicidio
7.3. Eutanasia o la muerte sin dolor. Problemática de la “muerte digna”
7.4. Terapia intensiva; medicina paliativa, atención al paciente muriente.
08. Otros problemas de bioética :
8.1. Experimentación científica. Etica del investigador y del médico.
8.2. Psicoética. La química de los comportamientos. Psicocirugía y control de la conducta. Terapéuticas farmacológicas y drogas psicoterapéuticas.
8.3. Transplante de órganos y órganos artificiales
8.4. Vida/enfermedad/muerte. Relación medico-paciente.
8.5. Enfermedades: Cáncer. Sida.
8.6. Experimentación con seres humanos, inclusive en estado embrionario, fetal o vegetativo.
09. El consumo de Drogas y otras sustancias
9.1. Derechos individuales, pautas sociales, salud, dependencia, enfermedad
9.2. Legitimidad ética. Conflicto de interpretaciones.
9.3. Lo legal y público, lo ético y privado.
9.4. Drogas habilitadas, drogas prohibidas. Los fines y los medios
10. Ecología. La vida en general. El medio ambiente.Crecimiento demográfico, población y responsabilidad moral: alimentación, atención sanitaria y cuestiones ecológicas; control de natalidad y esterilización
11. Criterios para el análisis de situaciones o dilemas éticos.
166. FILOSOFIA CONTEMPORANEA
OPCION 1:
PRESENTAR UN RECORRIDO HISTÓRICO Y PROBLEMÁTICO DE
TECNICA = MAPA CONCEPTUAL O CUADRO SINOPTICO
OPCION 2:
REDACCION DEL CAPITULO DE “FILOSOFIA CONTEMPORANEA” DEL LIBRO PERSONAL DE FILOSOFIA: INTRODUCCION (PANORAMA), CORRIENTES, PROBLEMAS, AUTORES. ARTICULAR LAS PRESENTACIONES CONUNA BREVE SELECCIÓN DE TEXTOS Y ACTIVIDADES QUE VINCULEN AL AUTOR CON PROBLEMAS DE
TECNICA = PRESENTAR Y DEFENDER EL CAPITULO
OPCION 3:
ANTOLOGIA DE FILOSOFIA CONTEMPORANEA: SELECCION DE TEXTOS DE AUTORES CONTEMPORANEOS (
TECNICA = PRESENTAR Y DEFENDER
OPCION 4
ELEGIR ALGUNOS FILOSOFOS CONTEMPORANEOS PARA PRESENTAR Y CO-RELACIONARLOS CON OTRAS FORMAS DE HACER O REGISTRAR EL PENSAMIENTO Y
TECNICA = TEXTOS, RECURSOS TECNOLOGICOS.
OPCION 5
PREPARAR UNA WEB-QUEST QUE PERMITA EL USO ACTIVO E INTELIGENTE DE SITIOS VIRTUALES (PAGINAS, UNIVERSIDADES, REVISTAS ACADEMICAS, CAPITULOS DE LIBROS) PARA GUIAR EL ACCESO AL CONOCIMIENTO DE
TECNICA = USO DE RECURSO TECNOLOGICO Y PRESENTACION EN PAPEL
OPCION 6
METODOLOGIA TRADICIONAL: TRABAJAR EL PROGRAMA DE
TECNICA = EXAMEN CLASICO CON USO DE TEXTOS DE LOS FILOSOFOS
miércoles, octubre 28, 2009
165. NUEVA ANTROPOLOGIA + SEREMOS DISTINTOS
No serán los mismos nuestros músculos y la fortaleza de nuestros miembros. No trabajará de la misma manera nuestra visión, ni el oído. Hasta el olfato y el gusto estarán cruzados por innovaciones. Es posible que resolvamos problemas vinculados con el calor y el frío. No seremos los mismos.
Hay un interior, sin embargo que es aun un campo de exploración y de conquista, mas allá de los protectores químicos que puedan invadirnos para resolver situaciones de ansiedad, temor, fobias, depresiones, desganas, excitación, descontrol, pulsiones. Puede que dispongamos de un multicolor botiquín con reguladores de nuestra conducta, de fármacos mediadores que puedan servirnos de colchón protector para afrontar la realidad. Por eso no seremos los mismos.
Allá, en el interior, muy profundo, habrá un yo que seguramente se resistirá a las reducciones biológicas y neurológicas y a las diversas estrategias del control. Allá estará esperando que nos hagamos cargo de nosotros mismos, de lo que en definitiva, somos.
Si cambiamos todo nuestro cuerpo, si de damos fortaleza y seguridad, si podemos resolver problema de autopercepción y nos reconciliamos con nuestra presencia y nuestro funcionamiento, tal vez debamos pensar en nosotros, en los sujetos que actuamos como referencia y posesión de todo ese entorno.
No seremos los mismos. Pero también es cierto que habrá un batallón creciente de seres humanos a quienes no les tocará ni siquiera probar algunas de las ventajas de todas estas transformaciones, y estarán condenados a los padecimientos, enfermedades, incomodidades y muertes a los que todos estamos históricamente acostumbrados.
Si el cambio de todos… ¿no seguiremos siendo los mismos?
sábado, octubre 17, 2009
164. ALTHOUSER + ESCUELA = APARATO IDEOLOGICO DEL ESTADO
Louis Althusser
Ideología y aparatos ideológicos de Estado
1969 - 1970
01. ¿Qué son los aparatos ideológicos de Estado (AIE)? No se confunden con el aparato (represivo) de Estado. Recordemos que en la teoría marxista el aparto de Estado (AE) comprende: el gobierno, la administración, el ejército, la policía, los tribunales, las prisiones, etc., que constituyen lo que llamaremos desde ahora el aparato represivo de Estado. Represivo significa que el aparato de Estado en cuestión “funciona mediante la violencia”, por lo menos en situaciones límite (pues la represión administrativa, por ejemplo, puede revestir formas no físicas).
(…)
02. Podemos comprobar que mientras que el aparato (represivo) de Estado (unificado) pertenece enteramente al dominio público, la mayor parte de los aparatos ideológicos de Estado (en su aparente dispersión) provienen en cambio del dominio privado. Son privadas las Iglesias, los partidos, los sindicatos, las familias, algunas escuelas, la mayoría de los diarios, las familias, las instituciones culturales, etc., etc.
(…) Pero vayamos a lo esencial. Hay una diferencia fundamental entre los AIE y el aparato (represivo) de Estado: el aparato represivo de Estado “funciona mediante la violencia”, en tanto que los AIE funcionan mediante la ideología.
03. Rectificando esta distinción, podemos ser más precisos y decir que todo aparato de Estado, sea represivo o ideológico, “funciona” a la vez mediante la violencia y la ideología, pero con una diferencia muy importante que impide confundir los aparatos ideológicos de Estado con el aparato (represivo) de Estado. Consiste en que el aparato (represivo) de Estado, por su cuenta, funciona masivamente con la represión (incluso física), como forma predominante, y sólo secundariamente con la ideología. (No existen aparatos puramente represivos.) Ejemplos: el ejército y la policía utilizan también la ideología, tanto para asegurar su propia cohesión y reproducción, como por los “valores” que ambos proponen hacia afuera.
04. De la misma manera, pero a la inversa, se debe decir que, por su propia cuenta, los aparatos ideológicos de Estado funcionan masivamente con la ideología como forma predominante pero utilizan secundariamente, y en situaciones límite, una represión muy atenuada, disimulada, es decir simbólica. (No existe aparato puramente ideológico.) Así la escuela y las iglesias “adiestran” con métodos apropiados (sanciones, exclusiones, selección, etc.) no sólo a sus oficiantes sino a su grey. También la familia... También el aparato ideológico de Estado cultural (la censura, por mencionar sólo una forma), etcétera.
(…)
05. Designamos con el nombre de aparatos ideológicos de Estado cierto número de realidades que se presentan al observador inmediato bajo la forma de instituciones distintas y especializadas. Proponemos una lista empírica de ellas, que exigirá naturalmente que sea examinada en detalle, puesta a prueba, rectificada y reordenada. (…)¿Por qué el APARATO ESCOLAR es realmente el aparato ideológico de Estado dominante en las formaciones sociales y cómo funciona?
Por ahora nos limitaremos a decir que:
(1) Todos los aparatos ideológicos de Estado, sean cuales fueren, concurren al mismo resultado: la reproducción de las relaciones de producción. (2) Cada uno de ellos concurre a ese resultado único de la manera que le es propia: el aparato político sometiendo a los individuos a la ideología política de Estado, la ideología “democrática”, “indirecta” (parlamentaria) o “directa” (plebiscitaria o fascista); el aparato de información atiborrando a todos los “ciudadanos” mediante la prensa, la radio, la televisión, con dosis diarias de nacionalismo, chauvinismo, liberalismo, moralismo, etcétera. Lo mismo sucede con el aparato cultural (el rol de los deportes es de primer orden en el chauvinismo), etcétera; el aparato religioso recordando en los sermones y en otras grandes ceremonias de nacimiento, casamiento o muerte que el hombre sólo es polvo, salvo que sepa amar a sus hermanos hasta el punto de ofrecer su otra mejilla a quien le abofeteó la primera. El aparato familiar..., no insistimos más.(3) Este concierto está dominado por una partitura única, ocasionalmente perturbada por contradicciones, las de restos de las antiguas clases dominantes, las de proletarios y sus organizaciones: la partitura de la ideología de la clase actualmente dominante que integra en su música los grandes temas del humanismo de los ilustres antepasados que, antes del cristianismo, hicieron el milagro griego y después la grandeza de Roma, la ciudad eterna, y los temas del interés, particular y general, etc., nacionalismo, moralismo y economismo. (4) No obstante, un aparato ideológico de Estado cumple muy bien el rol dominante de ese concierto, aunque no se presten oídos a su música: ¡tan silenciosa es! Se trata de
06. Toma a su cargo a los niños de todas las clases sociales desde el jardín de infantes, y desde el jardín de infantes les inculca —con nuevos y viejos métodos, durante muchos años, precisamente aquellos en los que el niño, atrapado entre el aparato de Estado-familia y el aparato de Estado-escuela, es más vulnerable— “habilidades” recubiertas por la ideología dominante (el idioma, el cálculo, la historia natural, las ciencias, la literatura) o, más directamente, la ideología dominante en estado puro (moral, instrucción cívica, filosofía).
07. Hacia el sexto año, una gran masa de niños cae “en la producción”: son los obreros o los pequeños campesinos. Otra parte de la juventud escolarizable continúa: bien que mal se encamina y termina por cubrir puestos de pequeños y medianos cuadros, empleados, funcionarios pequeños y medianos, pequeño-burgueses de todo tipo.
08. Una última parte llega a la meta, ya sea para caer en la semidesocupación intelectual, ya para proporcionar, además de los “intelectuales del trabajador colectivo”, los agentes de la explotación (capitalistas, empresarios), los agentes de la represión (militares, policías, políticos, administradores, etc.) y los profesionales de la ideología (sacerdotes de todo tipo, la mayoría de los cuales son “laicos” convencidos).
09. Cada grupo está prácticamente provisto de la ideología que conviene al rol que debe cumplir en la sociedad de clases: rol de explotado (con “conciencia profesional”, “moral”, “cívica”, “nacional” y apolítica altamente “desarrollada”); rol de agente de la explotación (saber mandar y hablar a los obreros: las “relaciones humanas”); de agentes de la represión (saber mandar y hacerse obedecer “sin discutir” o saber manejar la demagogia de la retórica de los dirigentes políticos), o de profesionales de la ideología que saben tratar a las conciencias con el respeto, es decir el desprecio, el chantaje, la demagogia convenientes adaptados a los acentos de
10. Por supuesto, muchas de esas virtudes contrastadas (modestia, resignación,sumisión por una parte, y por otra cinismo, desprecio, altivez, seguridad, grandeza, incluso bien decir y habilidad) se enseñan también en la familia, la iglesia, el ejército, en los buenos libros, en los filmes, y hasta en los estadios. Pero ningún aparato ideológico de Estado dispone durante tantos años de la audiencia obligatoria (y, por si fuera poco, gratuita...),
11. Ahora bien, con el aprendizaje de algunas habilidades recubiertas en la inculcación masiva de la ideología de la clase dominante, se reproduce gran parte de las relaciones de producción de una formación social capitalista, es decir, las relaciones de explotados a explotadores y de explotadores a explotados. Naturalmente, los mecanismos que producen este resultado vital para el régimen capitalista están recubiertos y disimulados por una ideología de la escuela universalmente reinante, pues ésta es una de las formas esenciales de la ideología burguesa dominante: una ideología que representa a la escuela como un medio neutro, desprovisto de ideología (puesto que es... laico), en el que maestros respetuosos de la “conciencia” y la “libertad” de los niños que les son confiados (con toda confianza) por sus “padres” (que también snlibres, es decir, propietarios de sus hijos), los encaminan hacia la libertad, la moralidad y la responsabilidad de adultos mediante su propio ejemplo, los conocimientos, la literatura y sus virtudes “liberadoras”.
12. Pido perdón por esto a los maestros que, en condiciones espantosas, intentan volver contra la ideología, contra el sistema y contra las prácticas de que son prisioneros, las pocas armas que puedan hallar en la historia y el saber que ellos “enseñan”. Son una especie de héroes. Pero no abundan, y muchos (la mayoría) no tienen siquiera la más remota sospecha del “trabajo” que el sistema (que los rebasa y aplasta) les obliga a realizar y, peor aún, ponen todo su empeño e ingenio para cumplir con la última directiva (¡los famosos métodos nuevos!). Están tan lejos de imaginárselo que contribuyen con su devoción a mantener y alimentar, esta representación ideológica de la escuela, que la hace tan “natural” e indispensable, y hasta bienhechora, a los ojos de nuestros contemporáneos como la iglesia era “natural”, indispensable y generosa para nuestros antepasados hace algunos siglos.
13. En realidad, la iglesia es reemplazada hoy por la escuela en su rol de aparato ideológico de Estado dominante. Está combinada con la familia, como antes lo estuvo la iglesia. Se puede afirmar entonces que la crisis, de una profundidad sin precedentes, que en el mundo sacude el sistema escolar en tantos Estados, a menudo paralela a la crisis que conmueve al sistema familiar (ya anunciada en el Manifiesto ), tiene un sentido político si se considera que la escuela (y la pareja escuela-familia_ constituye el aparato ideológico de Estado dominante. aparato que desempeña un rol determinante en la reproducción de las relaciones de producción de un modo de producción amenazado en su existencia por la lucha de clases mundial.
lunes, octubre 12, 2009
163. EN TORNO AL PENSAMIENTO
• No piensa sólo el que sabe pensar, si el que encuentra una vocación, una oportunidad, una fuera interior para hacerlo
• Para pensar se necesita tiempo. El pensar no es compatible con las urgencias de lo cotidiano y dedicar el tiempo a pensar no representa pérdida, sino inversión.
• Para pensar se necesita espacio: espacios de libertad, ámbitos de pensamiento. No se puede pensar en cualquier lugar.
• Pensar lo urgente (que es una forma de pensar) inhabilita la posibilita de pensar lo importante, porque para lo importante se necesita capacidad, tiempo, libertad, ganas, compromiso.
• Como en la poesía, puede haber un “pensar urgente”, pero es mejor el pensar consolidado, firme, seguro. La trinchera y el campo de batalla activan un tipo de pensamiento: el juego incesante de la táctica y de la estrategia, pensamiento coyuntural, de emergencia. Pero el verdadero pensamiento ama el camino solitario, el atardecer, un refugio, un escritorio silencioso, una música serena, paz interior, obligaciones laborales postergadas, serenidad, mucha calma.
• Por lo tanto pensar es una actividad importante: no es perder el tiempo. Si alguien nos dice “estoy pensando” (y lo dice en serio), nos comunica que está seriamente ocupado en el pensamiento.
• Es una verdad a medias afirmar que “pensamos siempre”, como afirma criteriosamente U.ECO. Con frecuencia es una forma de asegurar que no se piensa. De hechos, ciertas decisiones (atrevidas, equivocadas, riesgosas, victoriosas, necesarias en la vida por cierto) aparecen cuando uno ya no piensa, cuando prefiere no pensar.
• Es verdad que no hay tiempo para pensar. No hay tiempo para nada importante. Pero el tiempo se multiplica para lo que nosotros consideramos valioso. El pensar debe volverse valioso para que nosotros le encontremos tiempo.
• El pensamiento y el lenguaje trabajan de manera articulada. Verbalizamos nuestro pensamiento (mentalmente o fónicamente: es curioso ver o vernos repetir lo que pensamos para anticipar lo que diremos o tenemos intención de decir).
• La palabra necesita del pensamiento para volverse palabra, para que estalle llena de sentido, para que sea significativa. Cuando más pensamos al hablar, al decir, al pronunciar, mayor es el efecto: en discursos, palabras al oído, educación. La palabra vivifica o mata.
• La filosofia no es más que la morada del pensamiento, una morada privilegiada pero no una morada exclusiva. La filosofia no es un barrio privado o un club de campo, que incluye y excluye, que levanta cercos y contrata guardias de seguridad (de los que después desconfía). No es un club exclusivo para quienes pagan la cuota de inteligencia presunta, de manejo de cierto tipo de conocimiento, con su patrón temático o su sujeto epistémico. No es (no debería ser) un club de pocos que construye suntuosas residencias para señores y señoras aburridos que luego inventan crímenes perfectos o imperceptibles o se escandalizan porque la sociedad es insegura, cruel, desigual, bárbara, violenta, descontrolada, loca, extraña, ajena.
• La filosofía no elige la estrategia de la huida o del encierro, suponiendo que es allí en donde se construyen los verdaderos mundos: detrás de los cercos (murallas firmes y compactas) no se ve nada, la realidad se clausura y sólo hay mundos virtuales construidos por subjetividades ideológicamente atrincheradas. Allí uno sólo se ve a sí mismo, uno sólo descubre a los mismos, a los si mismos, a la gente como uno, a los deseables (no a lo indeseables)….
• Por eso la filosofía es una morada del pensamiento, pero no territorio que multiplica los carteles: PROPIEDAD PRIVADA. ABSTENGANSE DE PENSAR LOS QUE NO SEPAN FILOSOFIA. Por el contrario es un refugio en la montaña, un parador en la ruta que permite reponer fuerzas, abrevar en sus fuentes de aguas purificadas, descansar en sus textos, consultar los mapas (o los GPS), requerir información, descansar de forma segura. También un lugar par dar cuenta de lo que se hace (como eso lugares de las carreras en las que se da cuenta del paso), de confirma el rumbo, se aceptan sugerencias, se dejan testimonios y tesoros.
• En este sentido podemos afirmar que el pensamiento está en la filosofía y en muchos otros lugares en los que la filosofía cambia de nombres o necesita para un trabajo que lo abarque todo. Está en los libros de filosofía y en la palabra de los filósofos y en muchos otros textos y generadores de pensamientos.
• Por eso el pensamiento encuentra también refugio en la metáfora, en la poesía. Lo hace precisamente cuando se agotan las referencias, se sale de cuadro la posibilidad de expresión y es necesario recurrir a otra dimensión. La metáfora es un refugio para el pensamiento que no se encuentra en los lugares habilitados… y entonces opta por convertir a las palabras (sonoras, elegidas, necesitadas de interpretaciones) en su refugio…
• Tal vez por eso el pensamiento latinoamericano y argentino ha sido un pensamiento demorado, esquivo, plural, difícil de encasillar, de encontrarle forma propia. Como la identidad que se nos escurre y no la podemos apresar, también el pensamiento es esquivo, proteicos, multiforme.
• Nuestra identidad – compleja, cruzada, múltiples, llena de disrupciones – requiere del pensamiento, de la mirada que permite pensar lo que somos, mientras seguimos siendo, mientras seguimos marchando… y la función de la filosofía tal vez sea la de una gran articuladora del pensamiento, una macroarticuladora, con una función de metapensamiento. En algún lugar debemos encontrar una síntesis, que no implica un mayor nivel o jerarquía, sino un lugar de cruce de todos los discursos que – kantianamente, hermenéuticamente – construye la condición de posibilidad de cada uno de ellos y de un discurso común.
• La filosofía debe hacer eso, debe ser eso. En el hacer se le devela y se la va el ser: debe ser un lugar del pensamiento que habilita todos los pensamientos. Que anima a los que cansados ya no piensan, que frena a los que apurados quieren pensar en un ritmo que la sociedad, el tiempo, las circunstancias no digieren, que serena a los que sólo piensan en medio del conflicto y la pelea, que motiva a los que suponen que han muerto todas las ilusiones y se han clausurado todas las utopías, que humildemente sabe reconocer pensamientos que la sobrepasan en calidad, en medios de expresión, en profundidad (un poema, una imagen, un diálogo en una obra de teatro, una canción, una escultura, escenas de una película, un cuadro).
• Nuestro pensamiento se desborda, por que rompe los bordes, agrietas las muros, bulle y rebalsa, salta, se cae, corre, inunda, molesta. Porque no puede ser el pensamiento que era (aunque siga siendo categorialmente el pensamiento que era).
• Para la filosofía todo constituye un problema, despierta en ella un campo de investigación: el entorno en que vivimos, este espacio atravesado por el tiempo que ha convertido a la América en la que vivimos en el territorio que la historia ha construido. Somos nuestro espacio, pero nuestro espacio es nuestra historia y nosotros deambulamos en ambos como unidad, buscando la identidad que nos constituye. La experiencia europea es la de haber sido desde siempre, de haber sido centro, referencia, lugar. Nosotros en cambio necesitamos construirnos, re-conocernos.
lunes, octubre 05, 2009
162. MANUEL BUENO MARTIR + FINGIR QUE SE CREE
FINGIR QUE SE CREE (EL SIMULACRO NECESARIO)
La historia es simple, como son simple las novelas de Unamuno… pero abordando un tema realmente complejo. Una feligresa creyente recuerda la vida y la muerte de Manuel Bueno, a quien el obispo está iniciando el proceso de Beatificación.
Angelina tiene mas de 50 años y ha conocido al Sacerdote y Párroco desde siempre: es el ejemplo de una vida totalmente dedicada a la gente, al pueblo, al prójimo, a Dios. Un sacerdote que había logrado que todo el pueblo creyera y que encontrara en sus manifestaciones de fe, un atractivo especial.
Lazaro, un hermano de Angela, regresa de América y se resiste a aceptar la religión. Pero pronto se hace amigo y confidente del cura, porque misteriosamente los une la misma condición: ambos no CREER EN LO QUE DICEN CREER, pero están dispuesto a simular que creen para no matar la ilusión de nadie.
Para ANGELA el cura es doblemente santo: por su vida y por ese esfuerzo que le hace transmitir con su vida precisamente aquello que no cree.
Una selección de fragmentos, amplia la comprensión del drama interior:
01. PRIMERA ACUSACION: “Mas aun así ni entraba en la iglesia ni dejaba de hacer alarde en todas partes de su incredulidad, aunque procurando siempre dejar a salvo a Don Manuel. Y ya en el pueblo se fue formando, no sé cómo, una expectativa, la de una especie de duelo entre mi hermano Lázaro y Don Manuel, o más bien se esperaba la conversión de aquel por este. Nadie dudaba de que al cabo el párroco le llevaría a su parroquia. Lázaro, por su parte, ardía en deseos -me lo dijo luego- de ir a oír a Don Manuel, de verle y oírle en la iglesia, de acercarse a él y con él conversar, de conocer el secreto de aquel su imperio espiritual sobre las almas. Y se hacía de rogar para ello, hasta que al fin, por curiosidad -decía-, fue a oírle.
-Sí, esto es otra cosa -me dijo luego de haberle oído-; no es como los otros, pero a mí no me la da; es demasiado inteligente para creer todo lo que tiene que enseñar. -Pero ¿es que le crees un hipócrita? -le dije.
-¡Hipócrita... no!, pero es el oficio del que tiene que vivir.”
02. REVELAR
Al volver a casa y encerrarme en ella con mi hermano, le eché los brazos al cuello y besándole le dije:
-¡Ay Lázaro, Lázaro, qué alegría nos has dado a todos, a todos, a todo el pueblo, a todos, a los vivos y a los muertos, y sobre todo a mamá, a nuestra madre! ¿Viste? El pobre Don Manuel lloraba de alegría. ¡Qué alegría nos has dado a todos!
-Por eso lo he hecho -me contestó.
-¿Por eso? ¿Por darnos alegría? Lo habrás hecho ante todo por ti mismo, por conversión.
Y entonces Lázaro, mi hermano, tan pálido y tan tembloroso como Don Manuel cuando le dio la comunión, me hizo sentarme en el sillón mismo donde solía sentarse nuestra madre, tomó huelgo, y luego, como en íntima confesión doméstica y familiar, me dijo:
-Mira, Angelita, ha llegado la hora de decirte la verdad, toda la verdad, y te la voy a decir, porque debo decírtela, porque a ti no puedo, no debo callártela y porque además habrías de adivinarla y a medias, que es lo peor, más tarde o más temprano.
Y entonces, serena y tranquilamente, a media voz, me contó una historia que me sumergió en un lago de tristeza. Cómo Don Manuel le había venido trabajando, sobre todo en aquellos paseos a las ruinas de la vieja abadía cisterciense, para que no escandalizase, para que diese buen ejemplo, para que se incorporase a la vida religiosa del pueblo, para que fingiese creer si no creía, para que ocultase sus ideas al respecto, mas sin intentar siquiera catequizarle, convertirle de otra manera.
-Pero ¿es eso posible? -exclamé consternada.
-¡Y tan posible, hermana, y tan posible! Y cuando yo le decía: «¿Pero es usted, usted, el sacerdote, el que me aconseja que finja?», él, balbuciente: «¿Fingir?, ¡fingir no!, ¡eso no es fingir! Toma agua bendita, que dijo alguien, y acabarás creyendo». Y como yo, mirándole a los ojos, le dijese: «¿Y usted celebrando misa ha acabado por creer?», él bajó la mirada al lago y se le llenaron los ojos de lágrimas. Y así es como le arranqué su secreto.”
03.
-¡Pero esa comunión tuya ha sido un sacrilegio! -me atreví a insinuar, arrepintiéndome al punto de haberlo insinuado.
-¿Sacrilegio? ¿Y él que me la dio? ¿Y sus misas?
-¡Qué martirio! -exclamé.
-Y ahora -añadió mi hermano- hay otro más para consolar al pueblo.
-¿Para engañarle? -le dije.
-Para engañarle no -me replicó-, sino para corroborarle en su fe.
-Y él, el pueblo -dije-, ¿cree de veras?
-¡Qué sé yo ...! Cree sin querer, por hábito, por tradición. Y lo que hace falta es no despertarle. Y que viva en su pobreza de sentimientos para que no adquiera torturas de lujo. ¡Bienaventurados los pobres de espíritu!”
04.
-Pero tú, Angelina, tú crees como a los diez años, ¿no es así? ¿Tú crees?
-Sí creo, padre.
-Pues sigue creyendo. Y si se te ocurren dudas, cállatelas a ti misma. Hay que vivir...
Me atreví, y toda temblorosa le dije:
-Pero usted, padre, ¿cree usted?
Vaciló un momento y, reponiéndose, me dijo:
-¡Creo!
-¿Pero en qué, padre, en qué? ¿Cree usted en la otra vida?, ¿cree usted que al morir no nos morimos del todo?, ¿cree que volveremos a vernos, a querernos en otro mundo venidero?, ¿cree en la otra vida?
El pobre santo sollozaba. -¡Mira, hija, dejemos eso!
Y ahora, al escribir esta memoria, me digo: ¿Por qué no me engañó?, ¿por qué no me engañó entonces como engañaba a los demás? ¿Por qué se acongojó? ¿Porque no podía engañarse a sí mismo, o porque no podía engañarme? Y quiero creer que se acongojaba porque no podía engañarse para engañarme.
-Y ahora -añadió-, reza por mí, por tu hermano, por ti misma, por todos. Hay que vivir. Y hay que dar vida.
05. MISION COMUN (LAZARO Y EL HERMANO): “Don Manuel tenía que contener a mi hermano en su celo y en su inexperiencia de neófito. Y como supiese que este andaba predicando contra ciertas supersticiones populares, hubo de decirle:
-¡Déjalos! ¡Es tan difícil hacerles comprender dónde acaba la creencia ortodoxa y dónde empieza la superstición! Y más para nosotros. Déjalos, pues, mientras se consuelen. Vale más que lo crean todo, aun cosas contradictorias entre sí, a no que no crean nada. Eso de que el que cree demasiado acaba por no creer nada, es cosa de protestantes. No protestemos. La protesta mata el contento.”
06. RELIGION Y COMPROMISO SOCIAL Y POLITICO: “Don Manuel bajó la cabeza:
-El otro, Lázaro, está aquí también, porque hay dos reinos en este mundo. O mejor, el otro mundo... Vamos, que no sé lo que me digo. Y en cuanto a eso del sindicato, es en ti un resabio de tu época de progresismo. No, Lázaro, no; la religión no es para resolver los conflictos económicos o políticos de este mundo que Dios entregó a las disputas de los hombres. Piensen los hombres y obren los hombres como pensaren y como obraren, que se consuelen de haber nacido, que vivan lo más contentos que puedan en la ilusión de que todo esto tiene una finalidad. Yo no he venido a someter los pobres a los ricos, ni a predicar a estos que se sometan a aquellos. Resignación y caridad en todos y para todos. Porque también el rico tiene que resignarse a su riqueza, y a la vida, y también el pobre tiene que tener caridad para con el rico. ¿Cuestión social? Deja eso, eso no nos concierne. Que traen una nueva sociedad, en que no haya ya ricos ni pobres, en que esté justamente repartida la riqueza, en que todo sea de todos, ¿y qué? ¿Y no crees que del bienestar general surgirá más fuerte el tedio a la vida? Sí, ya sé que uno de esos caudillos de la que llaman la revolución social ha dicho que la religión es el opio del pueblo. Opio... Opio... Opio, sí. Démosle opio, y que duerma y que sueñe. Yo mismo con esta mi loca actividad me estoy administrando opio. Y no logro dormir bien y menos soñar bien... ¡Esta terrible pesadilla! Y yo también puedo decir con el Divino Maestro: «Mi alma está triste hasta la muerte». No, Lázaro; nada de sindicatos por nuestra parte.”
07. ESTA VIDA ES
08. VIVIR DE UNA ILUSION: “Él, Lázaro, continuaba la tradición del santo y empezó a redactar lo que le había oído, notas de que me he servido para esta mi memoria.
-Él me hizo un hombre nuevo, un verdadero Lázaro, un resucitado -me decía-. Él me dio fe.
-¿Fe? -le interrumpía yo.
-Sí, fe, fe en el consuelo de la vida, fe en el contento de la vida. Él me curó de mi progresismo. Porque hay, Angela, dos clases de hombres peligrosos y nocivos: los que convencidos de la vida de ultratumba, de la resurrección de la carne, atormentan, como inquisidores que son, a los demás para que, despreciando esta vida como transitoria, se ganen la otra, y los que no creyendo más que en este...
-Como acaso tú... -le decía yo.
-Y sí, y como Don Manuel. Pero no creyendo más que en este mundo, esperan no sé qué sociedad futura, y se esfuerzan en negarle al pueblo el consuelo de creer en otro...
-De modo que...
-De modo que hay que hacer que vivan de la ilusión. “
09. NO TODO SE PUEDE CONTAR: “-No, hermana, no; ahora y aquí en casa, entre nosotros solos, toda la verdad por amarga que sea, amarga como el mar a que van a parar las aguas de este dulce lago, toda la verdad para ti, que estás abroquelada contra ella...
-¡No, no, Lázaro; esa no es la verdad!
-La mía, sí.
-La tuya, ¿pero y la de...?
-También la de él.
-¡Ahora no, Lázaro; ahora no! Ahora cree otra cosa, ahora cree...
-Mira, Angela, una de las veces en que al decirme Don Manuel que hay cosas que aunque se las diga uno a sí mismo debe callárselas a los demás, le repliqué que me decía eso por decírselas a él, esas mismas, a sí mismo, y acabó confesándome que creía que más de uno de los más grandes santos, acaso el mayor, había muerto sin creer en la otra vida.
-¿Es posible?
-¡Y tan posible! Y ahora, hermana, cuida que no sospechen siquiera aquí, en el pueblo, nuestro secreto... -¿Sospecharlo? -le dije-. Si intentase, por locura, explicárselo, no lo entenderían. El pueblo no entiende de palabras; el pueblo no ha entendido más que vuestras obras. Querer exponerles eso sería como leer a unos niños de ocho años unas páginas de santo Tomás de Aquino... en latín.”
10. CREER QUE SE CREE: “¡Hay que vivir! Y él me enseñó a vivir, él nos enseñó a vivir, a sentir la vida, a sentir el sentido de la vida, a sumergirnos en el alma de la montaña, en el alma del lago, en el alma del pueblo de la aldea, a perdernos en ellas para quedar en ellas. Él me enseñó con su vida a perderme en la vida del pueblo de mi aldea, y no sentía yo más pasar las horas, y los días y los años, que no sentía pasar el agua del lago. Me parecía como si mi vida hubiese de ser siempre igual. No me sentía envejecer. No vivía yo ya en mí, sino que vivía en mi pueblo y mi pueblo vivía en mí. Yo quería decir lo que ellos, los míos, decían sin querer. Salía a la calle, que era la carretera, y como conocía a todos, vivía en ellos y me olvidaba de mí, mientras que en Madrid, donde estuve alguna vez con mi hermano, como a nadie conocía, sentíame en terrible soledad y torturada por tantos desconocidos.
Y ahora, al escribir esta memoria, esta confesión íntima de mi experiencia de la santidad ajena, creo que Don Manuel Bueno, que mi san Manuel y que mi hermano Lázaro se murieron creyendo no creer lo que más nos interesa, pero sin creer creerlo, creyéndolo en una desolación activa y resignada.
Pero ¿por qué -me he preguntado muchas veces- no trató Don Manuel de convertir a mi hermano también con un engaño, con una mentira, fingiéndose creyente sin serlo? Y he comprendido que fue porque comprendió que no le engañaría, que para con él no le serviría el engaño, que sólo con la verdad, con su verdad, le convertiría; que no habría conseguido nada si hubiese pretendido representar para con él una comedia -tragedia más bien-, la que representaba para salvar al pueblo. Y así le ganó, en efecto, para su piadoso fraude; así le ganó con la verdad de muerte a la razón de vida. Y así me ganó a mí, que nunca dejé transparentar a los otros su divino, su santísimo juego. Y es que creía y creo que Dios Nuestro Señor, por no sé qué sagrados y no escrudiñaderos designios, les hizo creerse incrédulos. Y que acaso en el acabamiento de su tránsito se les cayó la venda. ¿Y yo, creo?”.
11. INTERROGANTES : “¿Es que sé algo?, ¿es que creo algo? ¿Es que esto que estoy aquí contando ha pasado y ha pasado tal y como lo cuento? ¿Es que pueden pasar estas cosas? ¿Es que todo esto es más que un sueño soñado dentro de otro sueño? ¿Seré yo, Angela Carballino, hoy cincuentona, la única persona que en esta aldea se ve acometida de estos pensamientos extraños para los demás? ¿Y estos, los otros, los que me rodean, creen? ¿Qué es eso de creer? Por lo menos, viven. Y ahora creen en san Manuel Bueno, mártir, que sin esperar inmortalidad les mantuvo en la esperanza de ella.
Parece que el ilustrísimo señor obispo, el que ha promovido el proceso de beatificación de nuestro santo de Valverde de Lucerna, se propone escribir su vida, una especie de manual del perfecto párroco, y recoge para ello toda clase de noticias. A mí me las ha pedido con insistencia, ha tenido entrevistas conmigo, le he dado toda clase de datos, pero me he callado siempre el secreto trágico de Don Manuel y de mi hermano. Y es curioso que él no lo haya sospechado. Y confío en que no llegue a su conocimiento todo lo que en esta memoria dejo consignado.”
12. VIGENCIA DE LOS RELATOS: “Bien sé que en lo que se cuenta en este relato, si se quiere novelesco -y la novela es la más íntima historia, la más verdadera, por lo que no me explico que haya quien se indigne de que se llame novela al Evangelio, lo que es elevarle, en realidad, sobre un cronicón cualquiera-, bien sé que en lo que se cuenta en este relato no pasa nada; mas espero que sea porque en ello todo se queda, como se quedan los lagos y las montañas y las santas almas sencillas asentadas más allá de la fe y de la desesperación, que en ellos, en los lagos y las montañas, fuera de la historia, en divina novela, se cobijaron.”