miércoles, julio 08, 2009

155. EL NIÑO DEL PIJAMA A RAYAS + APRENDER A PENSAR



TITULO ORIGINAL: The boy in the striped pyjamas
PAIS: Reino Unido / Estados Unidos
DIRECCION: Mark Herman
GUION: John Boyne y Mark Herman, en base a una novela de John Boyne.
ACTORES: Asa Butterfield, Vera Farmiga, David Thewlis, Jack Scanlon, Amber Beattie, Richard Johnson, Shelia Hancock, Rupert Friend, David Hayman, Jim Norton, Cara Horgan.
GENERO: Drama

La película, más allá de la aprobación del ingenioso autor de la novela, no refleja el alma misma del escrito. Porque la novela de JOHN BOYNE es un monólogo permanente de un niño que genera pensamientos, que ata cabos, que saca conclusiones, que trata de ver más allá de los hechos, aunque por su ingenuidad o su ignorancia no logre sacar las conclusiones perfectas, adecuadas.

BRUNO piensa, piensa permanentemente, emite juicio sobre su padre, su madre, su hermana, sus abuelos, sus dos casas, la extraña granja que hay detrás de su nueva casa, su amigo con pijama a rayas, el extraño médico con traje a rayas que ha dejado de ser médico para servir en la casa, los soldados, todo lo que extraño que sucede.

BRUNO es una máquina de pensar, de un pensamiento inquisidor, crítico, que busca y busca. De la misma manera que sueña ser en el futuro explorador de extraños países y continentes, es un explorador del territorio del pensamiento. Todo lo interroga, noto lo maravilla, todo lo saca de su lugar para crearle necesidad de investigar.

La película cuenta la historia, suprime algunas partes y agrega otras, pero sobre todo, le pone una mirada objetiva que registra las acciones de BRUNO, no el pensamiento de BRUNO y allí está la diferencia

Puede ayudar para darle contexto, imágenes, referencias al libro es un excelente instrumento para disparar la capacidad de pensar en todos los seres humanos, especialmente en esos momentos de la vida en que todos los mundos pueden ser descubierto, por una mirada ingenua genera la capacidad de maravillarnos (e interrogarnos) sobre todo lo que nos rodea, sobre el mundo que inauguramos.

Luego, con el paso del tiempo y el acostumbramiento necesario, casi nada nos sobresalta… y se neutraliza la capacidad de pensar, que tanto necesitamos

La historia es simple, aleccionadora porque refleja ese ámbito de ignorancia que pudieron sufrir los que asistieron impávidos a las acciones mas crueles: La película transcurre en 1942. Bruno es un niño de ocho años, hijo de un oficial nazi. Cuando su padre es ascendido, la familia debe abandonar su casa en Berlín y se instala en una región aislada, donde Bruno no tiene con quien jugar. Al llegar, la madre le advierte al pequeño que, bajo ninguna circunstancia, debe ir más allá del jardín de su nuevo hogar.Aburrido y atraído por la curiosidad, un día Bruno decide violar la advertencia de su madre y se dirige hacia lo que cree que es una granja, que se encuentra ubicada junto a su casa. Detrás de una alambrada, Bruno conoce a Shmuel, un chico de su misma edad que viste una especie de pijama de rayas. Poco a poco entablan una amistad, con la alambrada de por medio, mientras Bruno desconoce la realidad que sufre Shmuel y los adultos crean que ambos niños deberían ser enemigos.

ALGUNOS FRAGMENTO DE LA NOVELA ORIGINAL

El INICIO

Una tarde, Bruno llegó de la escuela y se llevó una sorpresa al ver que María, la criada de la familia —que siempre andaba cabizbaja y no solía levantar la vista de la alfombra—, estaba en su dormitorio sacando todas sus cosas del armario y metiéndolas en cuatro grandes cajas de madera; incluso las pertenencias que él había escondido en el fondo del mueble, que eran

suyas y de nadie más.

— ¿Qué haces? —le preguntó con toda la educación de que fue capaz, pues, aunque no le hizo ninguna gracia encontrarla revolviendo sus cosas, su madre siempre le recordaba que tenía que tratarla con respeto y no limitarse a imitar el modo en que Padre se dirigía a la criada—. No toques eso.

María sacudió la cabeza y señaló la escalera, detrás de Bruno, donde acababa de aparecer la madre del niño. Era una mujer alta y de largo cabello pelirrojo, recogido en la nuca con una especie de redecilla.

Se retorcía las manos, nerviosa, como si hubiera algo que le habría gustado no tener que decir o algo que le habría gustado no tener que creer.

—Madre —dijo Bruno—, ¿qué pasa? ¿Por qué María está revolviendo mis cosas?

—Está haciendo las maletas.

—¿Haciendo las maletas? —repitió él, y repasó a toda prisa los días anteriores, considerando si se había portado especialmente mal o si había pronunciado aquellas palabras que tenía prohibido pronunciar, y si por eso lo castigarían mandándolo a algún sitio. Pero no encontró nada. Es más, en los últimos días se había portado de forma perfectamente correcta y no recordaba haber causado ningún problema—.

¿Por qué? —preguntó entonces—. ¿Qué he hecho?

Pero Madre ya había subido a su dormitorio, donde Lars, el mayordomo, estaba recogiendo sus cosas. La mujer echó un vistazo, suspiró y alzó las manos con gesto de frustración antes de volver hacia la escalera. En ese momento Bruno subía, porque no pensaba olvidar el asunto sin haber recibido una explicación.

—Madre —insistió—, ¿qué pasa? ¿Vamos a mudarnos?

—Ven conmigo —dijo ella, señalando el gran comedor, donde la semana anterior había cenado el Furias—.

Hablaremos abajo. Bruno se volvió y bajó la escalera a toda prisa, adelantando a su madre, de modo que ya la esperaba en el comedor cuando ella llegó. La observó un momento en silencio y pensó que aquella mañana se había aplicado mal el maquillaje, porque tenía los bordes de los párpados más rojos de lo habitual, igual que se le ponían a él cuando se portaba mal, se metía en un aprieto y acababa llorando.

—Mira, hijo, no tienes que preocuparte —dijo ella, acomodándose en la silla donde se había sentado la acompañante del Furias, una rubia hermosísima, y desde donde ésta se había despedido de Bruno con la mano cuando Padre cerró las puertas—. Ya verás, de hecho vas a vivir una gran aventura.

—¿Qué aventura? ¿Vais a mandarme a algún sitio?

—No, no te vas sólo tú —repuso ella, y por un instante pareció que quería sonreír—. Nos vamos todos. Tú, Grétel, tu padre y yo. Los cuatro. Bruno arrugó la nariz. No le importaba demasiado que enviaran a Grétel a algún sitio, porque ella era tonta de remate y no hacía más que fastidiarlo, pero le pareció un poco injusto que todos tuvieran que irse con ella.

EL ENCUENTRO

Pero mientras lo pensaba, sus piernas, que no paraban de moverse, lo iban acercando más y más a aquel punto, que entretanto se había convertido en una manchita y empezaba a dar muestras de convertirse en un borrón. Y poco después el borrón se convirtió en una figura. Y entonces, a medida que Bruno se acercaba más, vio que aquella cosa no era ni un punto ni una manchita ni un borrón ni una figura, sino una persona. Y que aquella persona era un niño.

Bruno había leído suficientes libros de aventuras para saber que uno nunca podía estar seguro de qué iba a encontrar. La mayoría de las veces los exploradores tropezaban con algo interesante que sencillamente estaba allí, sin molestar a nadie, esperando a que lo descubrieran (por ejemplo, América). Otras veces descubrían algo que seguramente era mejor dejar en paz (como un ratón muerto en el fondo de un armario). El niño pertenecía a la primera categoría. Estabaallí sentado, sin molestar a nadie, esperando a que lo descubrieran.

Bruno aminoró el paso cuando vio al niño que antes era una figura que antes era un borrón que antes

era una manchita que antes era un punto. Aunque los separaba una alambrada, él sabía que debía tener mucho cuidado con los desconocidos y que siempre era mejor abordarlos con cautela. Así que siguió andando; poco después se encontraban uno frente al otro.

EL FINAL

—Bueno, basta —le dijo a Samuél—. Aquí me voy a resfriar. Tengo que irme a casa. Pero apenas lo dijo, sus pies subieron unos escalones y, sin detenerse, comprobó que ya no se mojaba porque estaban todos amontonados en un recinto largo y sorprendentemente cálido. Debía de estar muy bien construido porque allí no entraba ni una sola gota de lluvia. De hecho, parecía completamente hermético.

—Bueno, menos mal —comentó, alegrándose de haberse librado de la tormenta aunque sólo fuera por unos minutos—. Supongo que esperaremos aquí hasta que amaine y que luego podré marcharme a

casa. Samuél se pegó cuanto pudo a Bruno y lo miró con cara de miedo.

—Lamento que no hayamos encontrado a tu padre —dijo Bruno.

—No pasa nada.

—Y lamento que no hayamos podido jugar, pero lo haremos cuando vayas a visitarme. En Berlín te presentaré a... ¿cómo se llamaban? —se preguntó, y sintió frustración porque se suponía que eran sus tres mejores amigos para toda la vida, pero ya se habían borrado de su memoria. No recordaba ni sus nombres ni sus caras—. En realidad —dijo mirando a Samuél—, no importa que me acuerde o no. Ellos ya no son mis mejores amigos.

Miró hacia abajo e hizo algo poco propio de él: le tomó una diminuta mano y se la apretó con fuerza.

—Tú eres mi mejor amigo —dijo—. Mi mejor amigo para toda la vida.

Es posible que Samuél abriera la boca para contestar, pero Bruno nunca escuchó lo que dijo porque en aquel momento se oyó una fuerte exclamación de asombro de todas las personas del pijama de rayas que habían entrado allí, y al mismo tiempo la puerta se cerró con un resonante sonido metálico.

Bruno arqueó una ceja; no entendía qué pasaba, pero dedujo que tenía que ver con protegerlos de la lluvia para que la gente no se resfriara. Y entonces la larga habitación quedó a oscuras.

Pese al caos que se produjo, de algún modo Bruno logró seguir sujetando la mano de Samuél; no la habría soltado por nada del mundo.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Después de aquello, nada volvió a saberse de Bruno. Varios días más tarde, después de que los soldados

hubieran registrado exhaustivamente los alrededores y recorrido los pueblos cercanos con fotografías del niño, uno de ellos encontró el montón de ropa y las botas que Bruno había dejado junto a la alambrada. No tocó nada y corrió en busca del comandante. Este examinó el lugar y miró a derecha e izquierda, tal como había hecho Bruno, pero no logró explicarse qué le había pasado a su hijo. Era como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra dejando sólo su ropa.

Madre no regresó a Berlín tan deprisa como había pensado. Se quedó en Áusvich varios meses, esperando noticias de Bruno, hasta que un día, de repente, pensó que quizá su hijo había vuelto a casa solo. Entonces regresó inmediatamente a su antiguo hogar, con la vaga esperanza de encontrarlo sentado en el escalón de la puerta, esperándola.

No estaba allí, por supuesto. Grétel también regresó a Berlín, y pasaba mucho rato a solas en su habitación, llorando, pero no porque había tirado todas sus muñecas y dejado todos sus mapas en Áusvich, sino porque echaba mucho de menos a Bruno.

Padre se quedó en Áusvich un año más y acabó ganándose la antipatía de los otros soldados, a quienes trataba sin piedad. Todas las noches se acostaba pensando en Bruno y todas las mañanas se despertaba

pensando en Bruno. Un día elaboró una teoría acerca de lo que había podido ocurrir y volvió al tramo de alambrada donde un año atrás habían encontrado la ropa de su hijo.

Aquel lugar no tenía nada especial ni diferente, pero Padre exploró un poco y descubrió que la base de la alambrada no estaba bien sujeta al suelo, como en los otros sitios, y que al levantarla dejaba un hueco lo bastante grande para que una persona muy pequeña, quizá un niño, se colara por debajo. Entonces miró a lo lejos y poco a poco fue atando cabos, y notó que las piernas empezaban a fallarle, como si ya no pudieran sostener su cuerpo. Acabó sentándose en el suelo y adoptando casi la misma postura que Bruno había adoptado todas las tardes durante un año, aunque sin cruzar las piernas debajo del cuerpo.

Unos meses más tarde, llegaron otros soldados a Áusvich y ordenaron a Padre que los acompañara, y él fue sin protestar y se alegró de hacerlo porque ya no le importaba lo que le hicieran.

Y así termina la historia de Bruno y su familia. Todo esto, por supuesto, pasó hace mucho, mucho

tiempo, y nunca podría volver a pasar nada parecido. Hoy en día, no.

8 comentarios:

Valentina Zapico dijo...

Ví la película y me pareció muy mala, demasiado yanqui. Quizás el libro sea mejor, pero no tengo pensado leerlo.

Me gusta mucho este blog!

Saludos

Valentina

JORGE Y ASOCIADOS dijo...

GRACIAS, VALENTINA. SIN EL LIBRO, LA PELICULA ES MALA... PERO EL LIBRO UNO PUEDE NO LEERLO, SINO ESCUCHARLO PORQUE ESTA EN FORMATO DE AUDIOLIBRO... LO CURIOSO ES QUE EL AUTOR DEL LIBRO APROBO LA PELICULA...
SALUDOS.

Anónimo dijo...

I'm not sure why but this web site is loading very slow for me. Is anyone else having this problem or is it a problem on my end? I'll check back later and see if the problem still exists.


my page; honda s2000 oem hardtop for sale

Anónimo dijo...

Hello there! Would you mind if I share your blog
with my twitter group? There's a lot of people that I think would really enjoy your content. Please let me know. Cheers

Here is my blog 2001 honda s2000 hardtop for sale

Anónimo dijo...

Having read this I believed it was really informative.
I appreciate you spending some time and effort to put this article
together. I once again find myself spending a significant amount
of time both reading and commenting. But so what, it was still worthwhile!


My weblog; pilates ball exercises

Anónimo dijo...

Do you have any video of that? I'd want to find out more details.

my weblog - bypass hand pruners

Anónimo dijo...

Write more, thats all I have to say. Literally, it seems as though you
relied on the video to make your point. You obviously know what youre talking about, why throw away your intelligence on just
posting videos to your weblog when you could be giving us something enlightening to read?


Feel free to visit my webpage: workout

Anónimo dijo...

An impressive share! I've just forwarded this onto a colleague who has been conducting a little homework on this. And he actually bought me breakfast because I found it for him... lol. So allow me to reword this.... Thanks for the meal!! But yeah, thanx for spending some time to talk about this matter here on your internet site.

my homepage: 2002 rx7 for sale