ARGUMENTUM ORNITOLOGICUM
“Cierro los ojos y veo una bandada de pájaros. La visión dura un segundo o acaso menos; no sé cuántos pájaros vi. ¿Era definido o indefinido su número? El problema involucra la existencia de Dios. Si Dios existe, el número es definido, porque Dios sabe cuántos pájaros vi. Si Dios no existe, el número es indefinido, porque nadie pudo llevar la cuenta. En tal caso, vi menos de diez pájaros (digamos) y más de uno; pero no vi nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres o dos pájaros. Vi un número entre diez y uno, que no es nueve, ocho, siete, seis, cinco, etcétera. Ese número entero es inconcebible, ergo, Dios existe.” JORGE LUIS BORGES
“Cierro los ojos y veo una bandada de pájaros. La visión dura un segundo o acaso menos; no sé cuántos pájaros vi. ¿Era definido o indefinido su número? El problema involucra la existencia de Dios. Si Dios existe, el número es definido, porque Dios sabe cuántos pájaros vi. Si Dios no existe, el número es indefinido, porque nadie pudo llevar la cuenta. En tal caso, vi menos de diez pájaros (digamos) y más de uno; pero no vi nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres o dos pájaros. Vi un número entre diez y uno, que no es nueve, ocho, siete, seis, cinco, etcétera. Ese número entero es inconcebible, ergo, Dios existe.” JORGE LUIS BORGES
AGNOSTICOS
Un agnóstico considera imposible saber la verdad en cuestiones tales como las de Dios y la vida futura, de que se ocupan el cristianismo y otras religiones. O, si no imposible, al menos imposible en el momento presente.
¿SON AGNÓSTICOS LOS ATEOS?No. El ateo, como el cristianismo, sostiene que podemos saber si hay o no hay Dios. El cristiano sostiene que podemos saber que existe; el ateo, que podemos saber que no existe. El agnóstico suspende todo juicio, diciendo que no hay suficientes razones ni para la afirmación ni para la negación. Al mismo tiempo, el agnóstico puede sostener que la existencia de Dios, aunque no imposible, es muy improbable; puede incluso considerarla tan improbable que no valga la pena considerarla en la práctica. En tal caso, no está muy lejos del ateísmo. Su actitud puede ser la que mantendría un filósofo cauteloso con respecto a los dioses de la Grecia antigua. Si se me pidiera que demostrase que Zeus y Poseidón y Hera y el resto de los Olímpicos no existen, me vería desamparado para encontrar argumentos concluyentes. El agnóstico puede considerar al Dios cristiano tan improbable como los Olímpicos; en ese caso, y para todo propósito práctico, está en el mismo terreno que los ateos. El agnóstico no acepta ninguna ‘autoridad’ en el sentido en que la aceptan las personas religiosas. Estima que el hombre debe fijarse normas de conducta por sí mismo. Desde luego, procurará beneficiarse de la sabiduría de otros, pero tendrá que elegir por sí mismo las personas que considere sabias, y no tendrá por incuestionable ni siquiera lo que éstas digan. Observará que lo que pasa por ‘ley divina’ varía de vez en cuando. B. RUSSEL
¿QUÉ CLASE DE PRUEBA LE CONVENCERÍA DE LA EXISTENCIA DE DIOS? Creo que si oyese una voz procedente del cielo, que predijera todo lo que iba a sucederme en el curso de las veinticuatro horas siguientes, incluyendo acontecimientos que hubieran parecido sumamente improbables, y si luego tuvieran lugar todos esos acontecimientos, quizá me convencería, al menos, de la existencia de alguna inteligencia sobrehumana. Puedo imaginarme otras pruebas de la misma índole que podrían convencerme, pero, que yo sepa, tales pruebas no existen. B. RUSSEL
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