"Sin esa lucha a muerte hecha por puro prestigio, no habrían existido jamás seres humanos sobre la tierra. En efecto, el ser humano no se constituye sino en función de un Deseo dirigido sobre otro Deseo, es decir, en conclusión, de un deseo de reconocimiento. El ser humano no puede por tanto constituirse si por lo menos dos de esos Deseos no se enfrentan. Y puesto que cada uno de los dos seres dotados del mismo Deseo está dispuesto a llegar hasta el fin en la búsqueda de su satisfacción, esto es, está presto a arriesgar su vida y por consiguiente a poner en peligro la del otro, con el objeto de hacerse "reconocer" por él, de imponerse al otro en tanto que tal valor supremo, su enfrentamiento no puede ser más que una lucha a muerte. Y es sólo en y por tal lucha que se engendra la realidad humana, se constituye, se realiza y se revela a sí misma en los otros. No se realiza pues y no se revela sino en tanto que realidad "reconocida".
No obstante, si todos los hombres, o, más exactamente, todos los seres en trance de devenir seres humanos se comportaran de la misma manera, la lucha debería culminar necesariamente con la muerte de uno de los adversarios, o de ambos a la vez. No sería posible que uno cediera ante el otro, que abandonara la lucha antes de la muerte del otro, que "reconociera" al otro en lugar de hacerse "reconocer" por él. Porque si así fuera, la realización y la revelación del ser humano sería imposible. Esto es evidente para el caso de la muerte de ambos adversarios, puesto que la realidad humana -siendo esencialmente Deseo y acción en función de Deseo- no puede nacer y mantenerse sino en el interior de una vida animal. Pero la imposibilidad se presenta sólo en el caso de la muerte de uno de los adversarios. Pues con él desaparece ese otro Deseo hacia el cual se dirige el Deseo para convertirse en Deseo humano. El sobreviviente, al no poder ser "reconocido" por el muerto, no puede realizarse y revelarse en su humanidad. Para que el ser humano pueda realizarse y revelarse en tanto que Autoconciencia no basta entonces que la realidad humana naciente sea múltiple. Es necesario aún que esa multiplicidad, esa "sociedad", implique dos comportamientos humanos o antropógenos esencialmente diferentes.
Para que la realidad humana pueda constituirse en tanto que realidad "reconocida" hace falta que ambos adversarios queden con vida después de la lucha. Mas eso sólo es posible a condición de que ellos adopten comportamientos opuestos en esa lucha. Por actos de libertad irreductibles, es decir, imprevisibles o "fortuitos", deben constituirse en tanto que desiguales en y por esa misma lucha. Uno de ellos, sin estar de ningún modo "predestinado" debe tener miedo del otro, debe ceder al otro, debe negar el riesgo de su vida con miras a la satisfacción de su Deseo de "reconocimiento". Debe abandonar su deseo y satisfacer el deseo del otro: debe "reconocerlo" sin ser "reconocido" por él. Pero, "reconocer" así implica "reconocerlo" como Amo y reconocerse y hacerse reconocer como Esclavo del Amo.
Dicho de otro modo, en un estado naciente el hombre no es jamás hombre simplemente. Es siempre, necesaria y esencialmente, Amo o Esclavo. Si la realidad humana no puede engendrarse sino en tanto que socialmente, la sociedad, por lo menos en su origen, no es humana sino a condición de implicar un elemento de Dominio y un elemento de Esclavitud, existencias "autónomas" y existencias "dependientes". Y por eso hablar del origen de la Autoconciencia es necesariamente hablar de "la autonomía de la dependencia de la Autoconciencia, de la Tiranía y la Esclavitud".
Si el ser humano sólo se engendra en y por la lucha que culmina en la relación entre Amo y Esclavo, la realización y la revelación progresivas de ese ser no pueden tampoco ellas efectuarse sino en función de esa relación social fundamental. Si el hombre sólo es su devenir, si su ser humano en el espacio es su ser en el tiempo o en tanto que tiempo, si la realidad humana revelada no es otra cosa que la historia universal, esa historia debe ser la historia de la interacción entre Tiranía y Esclavitud: la "dialéctica" histórica es la "dialéctica" del Amo y del Esclavo. Pero si la oposición de la "tesis" y de la "antítesis" no tiene sentido sino en el interior de la conciliación por la "síntesis", si la historia en el sentido estricto de la palabra tiene necesariamente un punto final, si el hombre que deviene debe culminar en el hombre devenido, si el Deseo debe culminar en la satisfacción, si la ciencia del hombre debe tener el valor de una verdad definida y universalmente válida, la interacción del Amo y del Estado debe por fin culminar en su "supresión dialéctica". (KOJEVE, DIALECTICA DEL AMO Y DEL ESCLAVO. La Pléyade) Traducción comentada de la sección A del capítulo IV de la Fenomenología del Espíritu de Hegel, realizada por A. Kojève (curso del año lectivo 1933/34).A estos cursos asistió J. Lacan
No obstante, si todos los hombres, o, más exactamente, todos los seres en trance de devenir seres humanos se comportaran de la misma manera, la lucha debería culminar necesariamente con la muerte de uno de los adversarios, o de ambos a la vez. No sería posible que uno cediera ante el otro, que abandonara la lucha antes de la muerte del otro, que "reconociera" al otro en lugar de hacerse "reconocer" por él. Porque si así fuera, la realización y la revelación del ser humano sería imposible. Esto es evidente para el caso de la muerte de ambos adversarios, puesto que la realidad humana -siendo esencialmente Deseo y acción en función de Deseo- no puede nacer y mantenerse sino en el interior de una vida animal. Pero la imposibilidad se presenta sólo en el caso de la muerte de uno de los adversarios. Pues con él desaparece ese otro Deseo hacia el cual se dirige el Deseo para convertirse en Deseo humano. El sobreviviente, al no poder ser "reconocido" por el muerto, no puede realizarse y revelarse en su humanidad. Para que el ser humano pueda realizarse y revelarse en tanto que Autoconciencia no basta entonces que la realidad humana naciente sea múltiple. Es necesario aún que esa multiplicidad, esa "sociedad", implique dos comportamientos humanos o antropógenos esencialmente diferentes.
Para que la realidad humana pueda constituirse en tanto que realidad "reconocida" hace falta que ambos adversarios queden con vida después de la lucha. Mas eso sólo es posible a condición de que ellos adopten comportamientos opuestos en esa lucha. Por actos de libertad irreductibles, es decir, imprevisibles o "fortuitos", deben constituirse en tanto que desiguales en y por esa misma lucha. Uno de ellos, sin estar de ningún modo "predestinado" debe tener miedo del otro, debe ceder al otro, debe negar el riesgo de su vida con miras a la satisfacción de su Deseo de "reconocimiento". Debe abandonar su deseo y satisfacer el deseo del otro: debe "reconocerlo" sin ser "reconocido" por él. Pero, "reconocer" así implica "reconocerlo" como Amo y reconocerse y hacerse reconocer como Esclavo del Amo.
Dicho de otro modo, en un estado naciente el hombre no es jamás hombre simplemente. Es siempre, necesaria y esencialmente, Amo o Esclavo. Si la realidad humana no puede engendrarse sino en tanto que socialmente, la sociedad, por lo menos en su origen, no es humana sino a condición de implicar un elemento de Dominio y un elemento de Esclavitud, existencias "autónomas" y existencias "dependientes". Y por eso hablar del origen de la Autoconciencia es necesariamente hablar de "la autonomía de la dependencia de la Autoconciencia, de la Tiranía y la Esclavitud".
Si el ser humano sólo se engendra en y por la lucha que culmina en la relación entre Amo y Esclavo, la realización y la revelación progresivas de ese ser no pueden tampoco ellas efectuarse sino en función de esa relación social fundamental. Si el hombre sólo es su devenir, si su ser humano en el espacio es su ser en el tiempo o en tanto que tiempo, si la realidad humana revelada no es otra cosa que la historia universal, esa historia debe ser la historia de la interacción entre Tiranía y Esclavitud: la "dialéctica" histórica es la "dialéctica" del Amo y del Esclavo. Pero si la oposición de la "tesis" y de la "antítesis" no tiene sentido sino en el interior de la conciliación por la "síntesis", si la historia en el sentido estricto de la palabra tiene necesariamente un punto final, si el hombre que deviene debe culminar en el hombre devenido, si el Deseo debe culminar en la satisfacción, si la ciencia del hombre debe tener el valor de una verdad definida y universalmente válida, la interacción del Amo y del Estado debe por fin culminar en su "supresión dialéctica". (KOJEVE, DIALECTICA DEL AMO Y DEL ESCLAVO. La Pléyade) Traducción comentada de la sección A del capítulo IV de la Fenomenología del Espíritu de Hegel, realizada por A. Kojève (curso del año lectivo 1933/34).A estos cursos asistió J. Lacan
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