martes, marzo 31, 2009

142. CONSTRUIR LA FILOSOFIA CONTEMPORANEA

1. Los ejes temáticos que recorren la filosofía contemporánea permiten armar orgánicamente la sucesión de representantes y de producciones filosóficas, recorren un período marcado por la multiplicidad de respuestas, por la interacción entre la ciencia y la filosofía y la clara influencia del pensamiento en los procesos de configuración de lo real.

2. La historia de la filosofía se estructura como un cuerpo disciplinar autónomo sobre la base de las fuentes bibliográficas, las versiones más seguras y las interpretaciones más ajustadas. Se convierte en fuente imprescindible para el desarrollo sistemático de los problemas particulares y específicos de la filosofía: lógica, metafísica, antropología, gnoseología, ética, filosofía política.

3. Las producciones filosóficas responden a los contextos históricos y acompañan las circunstancias personales y la evolución del pensamiento de los creadores; la historia de la filosofía permite establecer un puente dialéctico entre las obras y los autores.

4. Ningún momento histórico se cierra sobre sí mismo: crece sobre el suelo del período que lo precede y se proyecta hacia el desenvolvimiento posterior. El pensamiento no reconoce cortes ni barreras: la filosofía moderna es un recorte teórico – no desprovisto de arbitrariedad – que toma como punto de partida

5. La Filosofia contemporánea es una construcción permanente porque se alimenta de los textos dados, de los autores consagrados y de las producciones actuales. Lo que sean definitivamente la filosofía contemporánea es algo que todavía no podemos definir, encerrar, clausurar. Se trata de una construcción dinámica, una pre-disposiciones de apertura del pensamiento para descubrir lo que se está diciendo, creando anunciado. Muchos filósofos siguen produciendo, muchas obran aun no han sido editadas, muchos pensadores y pensamientos pueden no haber sido descubiertos.

6. La filosofía contemporánea debe ser realmente una hermenéutica de nuestro tiempo, un puente hacia la vida que vivimos y la sociedad que tenemos. Lee nuestros problemas, los padece, los interpreta e imagina respuestas y soluciones para ellos. La filosofía habla los lenguajes de nuestro tiempo, utiliza los medios de nuestro tiempo, sabe que el pensamiento es el eje, pero que los formatos de expresión han sabido dialogar con cada momento histórico. Era diálogo y lecciones en la antigüedad, eran las lecciones de la escolástica medieval, fue el activo uso de los libros a partir de la imprenta y es un pensamiento proteico que sabe expresarse a través de los medios que tiene a su disposición: el libro, la palabra, la imagen, la música, las pantallas, los sitios de Internet, las películas.

7. La filosofía contemporánea no se enseña, se ayuda a descubrirla: no es que uno no pueda dar clases sobre la filosofía, los filósofos y las obras contemporáneas, sino que se necesita un trabajo de quien accede a la filosofía. No se trata de un material histórico, sino de un material vivo. La tarea del profesor es la de acompañar la búsqueda, de ayudar a tamizar documentos, escritos, producciones, problemas. Sin una posición activa de los alumnos, no hay filosofía contemporánea. Porque la filosofía aun es contemporánea tiene sentido estudiar filosofía: sus problemas, sus historias, sus filósofos, sus obras.

lunes, marzo 30, 2009

141. CEGUERA + ETICA, SOCIEDAD Y CONTRATOS



La película – como la obra de Saramago – trabaja una serie de tópicos que permiten revisar los CONTRATOS SOCIALES, la vigencia de la MORAL, los principios de la CONVIVENCIA:

01. Volverse ciego (no nacer ciego o perder lentamente la visión), sino volverse repentinamente ciego es una nueva forma de “ver” y de aprehender el mundo. Nada tiene que ver con la percepción que tenemos con uso de los ojos y la mirada. Para los ciegos, los otros son diferentes que se perciben solamente como otros, no llegan como una imagen sino por otras sensaciones. La ausencia de la vista permite descubrir un interior que ignora el color de piel, la edad, el aspecto físico, las nociones de belleza y de fealdad. Aun en el manejo de los cuerpos (vestimenta, desnudez) no hay censuras, porque los ciegos se tornan invisibles y desaparece el sentido del pudor. Somos los espectadores (lo confiesa el Director) los único que – junto con la protagonista – pueden verlos, descubrirlos…

02. Se forma una nueva sociedad en la que el único propósito es la subsistencia y el aislamiento: no hay ninguna actividad simbólica o cultural (en un momento aparece, por un momento, la música que emerge de una minúscula radio AM), y por lo tanto se altera la escala axiológica. Todo se somete a discusión tomando como referencia los nuevos valores: la comida y la subsistencia. La autoridad se debe re-definir y es la que eternamente se discute pero termina imponiéndose la autoridad y la ley de los mas fuertes y arbitrarios, las de quienes tienen la suficiente “libertad de principio y de conciencia” como para eliminar todo freno y inaugurar las prácticas mas eficaces. Por tanto se replantea todo: los contratos, la moral, lo bueno y lo malo, hasta el mismo amor es visto desde otras perspectivas (las simetrías y asimetrías de las relaciones). Es como si la humanidad (¿Rousseau?) se inauguraran de nuevo, y todo pudiera volver a construirse. La lucha por la vida y la alimentación admite el robo, la extorsión, la violencia simbólica, real o la posibilidad de comprar o vender utilizando cualquier medio de pago: dinero, objetos de valor, sexo.

03. La sociedad previa a la ceguera es limpia y ordenada. La sociedad de los ciego es sucia: los nuevos ciegos no saben que están envueltos en basura, que viven en la basura. Pero, a su vez, la suciedad es metáfora de la sociedad. Sociedad = suciedad… ya que no pueden limpiar lo que no pueden ver, y no puede ordenar lo que no pueden acordar. La sociedad convertida es suciedad asume formas de animalización, de vida primitiva. Los gripos sociales (cada uno de los pabellones, especialmente los que respaldan al REY del Pabellón nº 3) tienen sus tácticas y sus estrategias, su negociaciones, sus claudicaciones, la construcción – pragmática – de sus propios principios. Los cierto es que los principios que gobiernan la sociedad son todos negociables y que hay un mundo de apariencias en que desaparece cuando se llega a la situaciones límites…

“Si antes de cada acción pudiésemos prever todas sus consecuencias, nos pusiésemos a pensar en ellas seriamente, primero en las consecuencias inmediatas, después en las probables, más tarde las posibles, luego las imaginables, no llegaríamos siquiera a movernos de donde el primer pensamiento nos hubiera hecho detenernos. “ (SARAMAGO. Ensayo sobre la Ceguera)

04. La sociedad normal – como en todos los momentos de la historia y en todos los relatos – pretende sacarse de encima y aislar a los indeseables: encerrarlos, impedirles toda comunicación, dejarlos librados a sus posibilidades, desentenderse de sus necesidades, excluirlos para exterminarlos. Y hay discursos legitimadores para hacerlo: el locutor de la TV es la voz que desde la pantalla (paradójico) lo justifica… como el sermón que alguien predica en el interior de una iglesia abandonada e invadida, dándole marco bíblico a la ceguera… Hay un juego muy marcado de analogías con situaciones sociales que tienen estas mismas características: grupos de indeseables sociales, raciales, distintos de tipos de enfermedades (o que se construyen como tales) a los que se pretenden eliminar. Sin embargo la sociedad termina víctima del mal, aun cuando ha aislados cuidadosamente a los “portadores del virus”.

05. Cuando algo de la sociedad cambia, todo cambia: cuando un elemento naturalizado (la visión y la libertad) desaparece, todo se cae… uno quisiera seguir, pero no puede: esa imposibilidad es aprovechada por fuerzas ancestrales: violentos, sin escrúpulos, los que tienen ventaja competitiva (ciego de nacimiento). Uno puede concluir (Rousseau de nuevo) que la sociedad original no es igual, es desigual: el contrato es el que intenta volverla igual para todos los signatarios del contrato, o porque a partir del contrato de debe construir la igualdad (como ideal). Curiosamente, ninguno de los personajes tiene un nombre para identificarlos. Estos son sujetos lanzados en medio del quiebre en donde brota el desconcierto de esta sociedad

06. El final tiene mucho de esperanzador: el fuego, la libertad, la sociedad destruida y la casa como Arca de Noe en la que se puede encontrar la salvación. Pero es también escéptico: a partir de la experiencia de la ceguera, siempre puede estar el virus latente. Es similar al final de LA PESTE de CAMUS: las ratas se han ido, pero puede regresar.

"Pero sabía que, sin embargo, esta crónica no puede ser el relato de la victoria definitiva. No puede ser más que el testimonio de lo que fue necesario hacer y que sin duda deberían seguir haciendo contra el terror y su arma infatigable, a pesar de sus desgarramientos personales, todos los hombres que, no pudiendo ser santos, se niegan a admitir las plagas y se esfuerzan, no obstante, en ser médicos.
Oyendo los gritos de alegría que subían de la ciudad, Rieux tenía presente que esta alegría está siempre amenazada. Pues él sabía que esta muchedumbre dichosa ignoraba lo que se puede leer en los libros, que el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa". (CAMUS. LA PESTE: FINAL) ¿Era solamente la liberación de Francia y de su sociedad de las ratas del nazismo o hay muchas ciudades invadidas?

JOSE SARAMAGO: ENSAYO SOBRE LA CEGUERA (1996)

Un hombre parado ante un semáforo en rojo se queda ciego súbitamente. Es el primer caso de una «ceguera blanca» que se expande de manera fulminante. Internados en cuarentena o perdidos en la ciudad, los ciegos tendrán que enfrentarse con lo que existe de más primitivo en la naturaleza humana: la voluntad de sobrevivir a cualquier precio. Ensayo sobre la ceguera es la ficción de un autor que nos alerta sobre «la responsabilidad de tener ojos cuando otros los perdieron». José Saramago traza en este libro una imagen aterradora y conmovedora de los tiempos que estamos viviendo. En un mundo así, ¿cabrá alguna esperanza? El lector conocerá una experiencia imaginativa única. En un punto donde se cruzan literatura y sabiduría, José Saramago nos obliga a parar, cerrar los ojos y ver. Recuperar la lucidez y rescatar el afecto son dos propuestas fundamentales de una novela que es, también, una reflexión sobre la ética del amor y la solidaridad.

FRAGMENTOS

(01) “Se iluminó el disco amarillo. De los coches que se acercaban, dos aceleraron antes de que se encendiera la señal roja. En el indicador del paso de peatones apareció la silueta del hombre verde. La gente empezó a cruzar la calle pisando las franjas blancas pintadas en la capa negra de asfalto, nada hay que se parezca menos a la cebra, pero así llaman a este paso. Los conductores, impacientes, con el pie en el pedal del embrague, mantenían los coches en tensión, avanzando, retrocediendo, como caballos nerviosos que vieran la fusta alzada en el aire. Habían terminado ya de pasar los peatones, pero la luz verde que daba paso libre a los automóviles tardó aún unos segundos en alumbrarse. Hay quien sostiene que esta tardanza, aparentemente insignificante, multiplicada por los miles de semáforos existentes en la ciudad y por los cambios sucesivos de los tres colores de cada uno, es una de las causas de los atascos de circulación o embotellamientos, si queremos utilizar la expresión común.
Al fin se encendió la señal verde y los coches arrancaron bruscamente, pero enseguida se advirtió que no todos habían arrancado. El primero de la fila en medio está parado, tendrá un problema mecánico, se le habrá soltado el cable del acelerador, o se le agarrotó la palanca de la caja de velocidades, o una avería en el sistema hidráulico, un bloque de frenos, un fallo en el circuito eléctrico, a no ser que, simplemente se haya quedado sin gasolina, no sería la primera vez que esto ocurre. El nuevo grupo de peatones que se está formando en las aceras ve al conductor inmovilizado braceando tras el parabrisas mientras los de los coches de atrás tocan frenéticos el claxon. Algunos conductores han saltado ya a la calzada, dispuestos a empujar el automóvil averiado hacia donde no moleste. Golpean impacientemente los cristales cerrados. El hombre que está dentro vuelve hacia ellos la cabeza, hacia un lado, hacia el otro, se ve que grita algo, por los movimientos de la boca se nota que repite una palabra, una no, dos, así es realmente, como sabemos cuando alguien, al fin, logre abrir una puerta. Estoy ciego.

Nadie lo diría. A primera vista, los ojos del hombre parecen sanos, el iris se presenta nítido, luminoso, la esclerótica blanca, compacta como porcelana. Los párpados muy abiertos, la piel de la cara crispada, las cejas repentinamente revueltas, todo eso que cualquiera puede comprobar, son trastornos de la angustia. En un movimiento rápido, lo que estaba a la vista desapareció tras los puños cerrados del hombre, como si aún quisiera retener en el interior del cerebro la última imagen recogida, una luz roja, redonda, en un semáforo. Estoy ciego, estoy ciego, repetía con desesperación mientras le ayudaban a salir del coche, y las lágrimas, al brotar, tornaron más brillantes los ojos que él decía que estaban muertos. Eso se pasa, ya verá, eso se pasa enseguida, a veces son nervios, dijo una mujer.”
(02) “De la puerta del ala derecha empezaron a llegar voces anunciando que ya no quedaba sitio, que todas las salas estaban llenas, hubo incluso ciegos que fueron empujados de nuevo hacia el zaguán, exactamente en el momento en que, deshecho el tapón humano que hasta entonces atrancaba la entrada principal, los ciegos que todavía estaban fuera, que eran muchos, empezaban a avanzar acogiéndose al techo bajo el cual, a salvo de las amenazas de los soldados, irían a vivir. El resultado de estos dos desplazamientos, prácticamente simultáneos, fue que se trabó de nuevo la pelea a la entrada del ala izquierda, otra vez golpes, de nuevo gritos, y, como si esto fuese poco, unos cuantos ciegos despistados, que habían encontrado y forzado la puerta del zaguán que daba acceso directo al cercado interior, empezaron a gritar que allí había muertos. Imagínese el pavor. Retrocedieron éstos como pudieron, Ahí hay muertos, hay muertos, repetían, como si los llamados a morir de inmediato fuesen ellos, en un segundo el zaguán volvió a ser un remolino furioso como en los peores momentos, después la masa humana se fue desviando en un impulso súbito y desesperado hacia el ala izquierda, llevándose todo por delante, rota ya la línea de defensa de los contagiados, muchos que ya habían dejado de serlo, otros que, corriendo como locos, intentaban escapar de la negra fatalidad.
Corrían en vano. Uno tras otro se fueron todos quedando ciegos, con los ojos de repente ahogados en la hedionda marea blanca que inundaba los corredores, las salas, el espacio entero. Fuera, en el zaguán, en el cercado, se arrastraban los ciegos desamparados, doloridos por los golpes unos, pisoteados otros, eran sobre todo los ancianos, las mujeres y los niños de siempre, seres en general aún o ya con pocas defensas, milagro que no resultaran de este trance muchos más muertos por enterrar. "


(03) Siguieron andando. Un poco más allá, dijo la mujer del médico, En el camino hay más muertos que de costumbre, Es nuestra resistencia lo que está llegando al fin, se acaba el tiempo, se agota el agua, proliferan las enfermedades, la comida se convierte en veneno, lo dijiste tú antes, recordó el médico, Quién sabe si entre estos muertos no estarán mis padres, dijo la chica de las gafas oscuras, y yo aquí, pasando a su lado, y no los veo, Es una vieja costumbre de la humanidad ésa de pasar al lado de los muertos y no verlos, dijo la mujer del médico.

viernes, marzo 13, 2009

140. EL CONOCIMIENTO Y LAS NUEVAS TECNOLOGIAS

El proceso del conocimiento, la co-relación sujeto – objeto está mediada, en nuestro tiempo, por una serie de elementos tecnológicos que nos ayudan a percibir o se interponen en nuestra percepción: aumentan la capacidad de la visión (precisión, distancia, claridad, distinción) o del oído (volumen, presencia o ausencia, modulación, etc.). Pero al mismo tiempo esos mismos objetos tecnológicos se ponen en el medio, ponen una barrera entre nosotros (como sujetos) y los objetos. Los medios de comunicación, por ejemplo, son medios de conocimiento o – también – medios que alteran o tergiversan nuestra capacidad de conocer. Vemos, escuchamos, pensamos, opinamos lo que los medios nos dicen, nos muestran, ponen en nuestras pantallas o en nuestros oídos. Los acontecimientos sociales son una prueba al respecto: nunca podemos saber si lo sucedido es tal como se nos muestra: una protesta, una manifestación, una intervención violenta, una revolución o una guerra. Los medios nos regalan la “síntesis categorial” que construye el objeto, pero frecuentemente se trata de una síntesis que responde a intereses, ideologías o miradas que nunca son objetivas.

De alguna manera, solamente con una función crítica puedo “saltar el medio” y llegar al objeto y no quedar preso – por comodidad o ignorancia – del medio mismo, que termina por crear, construir el objeto. Frecuentemente la noticia, el tema, el problema es una producción de los medios, que instalan una situación, la desarrollan durante un tiempo y, luego, deciden abandonarla, sustituyéndola por otras. Pero a los espectadores y oyentes les crea la sensación (transformada en certeza) de que algo es verdadero si los medios lo producen, lo exhiben, lo desarrollan. Así, por ejemplo: una denuncia de corrupción, un caso de violación, los detalles de un accidente, los numerosos casos de inseguridad, la confianza o el desprestigio de un gobierno, etc.

Hay una nueva subjetividad instalada especialmente en las nuevas generaciones, que le otorga un valor de certeza y verdad, a la opinión, porque se la considera la “verdad personal”, la propia certeza. No se trata de buscar “verdades”, sino de avanzar por la vida defendiendo las propias opiniones.

Pareciera que los medios que tenemos a nuestro alcance que multiplican nuestro acceso a la información nos obligan a permanecer en los fenómenos y a olvidar al noùmeno, es decir, renunciar a la posibilidad de profundizar la información para convertirla en conocimiento: debe ser lo que dicen, lo que muestran, lo que aparece.

La crisis del lenguaje, el escaso manejo de vocablos y de síntesis, nos deja sin mundos, porque los objetos no pueden ser designados. Todo conocimiento implica incorporar lo conocido, darle una entidad a través de la palabra. Sin las palabras el mundo es más pobre y más limitado. Y esta civilización de las imágenes y los sonidos es una civilización huérfana de palabras.

Abundan los recursos para registrar los objetos del conocimiento, los sustitutos tecnológicos de la memoria (grabadores, filmadoras, máquinas de fotos, celulares, archivos de imágenes, de voz, de música, de información), pero decrecen nuestras capacidades subjetivas para archivar en nosotros mismos, procesar y sistematizar ese aluvión de información. El ejemplo más típico son los viajes: frecuentemente se regresa con una multitud de registros y pocas vivencias de los lugares visitados.

Los nuevos hábitos sociales tecnológicos nos permiten disponer de los archivos personales colgados en la red virtual, accesibles a todos los usuarios con la posibilidad de conocer al otro, su entorno, su familia, sus afectos, su vida, sus viajes…como si fuera alguien que con-vive con nosotros, aunque sea alguien a quien jamás llegaremos a conocer realmente. En este sentido los conocimientos y las relaciones inter-interpersonales virtuales parecen crear en nosotros la certeza de un conocimiento que es una construcción subjetiva y no objetiva.

Frente la unívoca relación sujeto – objeto que presentamos como la relación típica en el conocimiento, las nuevas tecnologías han instalado relaciones multívocas (un sujeto con numerosos objetos), es decir: la capacidad del conocimiento en paralelo: especialmente las jóvenes generaciones pueden leer un texto, escuchar música en un mp3, chatear con varios amigos, mandar mensajes por el celular, y vigilar el trabajo de la computadora que baja algún programa o alguna película.
Es muy probable que toda esta riqueza de medios tecnológicos maravillosos necesite – como en su momento la irrupción del libro impreso en la cultura – la intervención de una institución (como la escuela en el siglo XVI) que ayude a usar, procesar, darle curso a tanta creatividad y abundancia para no quedar náufragos y a la deriva, nuevos “quijotes”, que de tanta tecnología subjetivada terminemos perdiendo la razón, aunque sin darnos cuenta
.

139. IMPACTO DE NUEVAS TECNOLOGIAS

La tecnología atraviesa el mundo y la vida de los hombres; aunque la tecnología es un producto cultural, y es una construcción humana, ha tomado fuerza propia (como el fuego robado mitológicamente a los dioses) y el hombre ha sido y es reconfigurado permanentemente por su intervención.

Mientras los restantes productos culturales representaban la construcción del mundo del hombre, adaptando la naturaleza a sus necesidades, la tecnología se ha apropiado también del cuerpo y la subjetividad del hombre y lo va moldeando según sus avances.

La dependencia de la tecnología es tal, que la mayoría de los seres humanos, acostumbrados a determinados niveles de civilización difícilmente podrían sobrevivir a un mundo en el que la tecnología desapareciera o no pudieran brindar los servicios que cotidianamente brinda. Hay numerosas novelas y películas que han abordado esta problemática.

Ya hemos hablado de la manera de pensar, de ver, de oír, de recordar, ajustados a los avances tecnológicos: porque en realidad cada uno de los artefactos se ha convertido en una prolongación necesaria de lo humano. Los productos tecnológicos no son ajenos al ser mismo del hombre. La memoria – por ejemplo - no es sólo una parte del cerebro controlado por la red neuronal, sino que es también el conjunto de generosos y dinámicos sistemas de almacenamientos que el hombre dispone en su vida cotidiana.

La misma manera de conocernos y relacionarnos con los otros, de comunicarnos y de amar encuentra en las tecnologías aliados y cómplices porque se moldean los cuerpos, se arreglan las imágenes, se anulan las distancias, abundan los medios de comunicación, se potencia el funcionamiento de todos los sentidos…

Pero al mismo tiempo la tecnología tiene factores alienantes, des-humanizantes, críticos, éticamente discutibles, porque los atrevimientos en las investigaciones y en los avances puede llegar hasta la destrucción del ser humano. De hecho las nuevas formas de la guerra – que históricamente acompañó cada uno de los avances de la tecnología – han creado medios infalibles para destruir, matar, arrasar.

La tecnología no ha logrado – a pesar de sus esfuerzos – acallar todos los males: La soledad, el aislamiento, el dolor, el suicidio, las enfermedades terminales, las muertes súbitas, la vejez, los bolsones de miseria, pobreza y exclusión, el hambre, el maltrato, los padecimientos sociales, la inseguridad, son aun asignaturas pendientes.

Rodeados de tecnología, en el mejor de los mundos posibles (= edificios inteligentes, barrios privados, vehículos prodigiosos), con todos los ingresos y los avances a la mano, el hombre sigue siendo esa “caña pensante” de Pascal, que se puede quebrar al menor roce, sin que le sirvan de protección y garantía todos sus bienes.

Finalmente, la sociedad tambaleó en lo económico y el mundo avanza hacia un futuro que aun no define su perfil ya que puede evolucionar hacia los mejores niveles de humanidad, o puede naufragar en la destrucción final de nuestra aldea global.

La tarea de la educación es inmensa, porque no se trata sólo de renovar curriculum o de ajustar métodos o procedimientos, sino de definir el compromiso que le atañe en la construcción del presente y del futuro. La educación es también responsable del uso de las tecnologías con un criterio inclusivo, solidario, humanizante, ético.

138. PENSAMIENTO Y TECNOLOGIA

• Si bien hablamos de desarrollo del pensamiento (con respecto a la filosofía), no podemos negar que hay una nueva manera de estructurar el pensamiento, mediatizado por las tecnologías. Las imágenes, los sonidos, los instrumentos de producción de los mensajes, la búsqueda, el procesamiento y los archivos de la información van armando una nueva trama en la manera de pensar. Principalmente las nuevas generaciones tienen una estructura absolutamente distinta y serias dificultades para ajustarse a los modelos vigentes en el pasado.

• Un pensar mediado por la tecnología es un pensar que trabaja sobre el formato de la pantalla (no ya la página estática y lineal), el sostén digital y electrónico, los nuevos soportes de la información y el conocimiento. Algunos autores, por ejemplo, hablan de una manera de ordenar la forma de pensar y articular la información según los motores de búsqueda de internet (por ejemplo Google).

• Esta es una forma de pensar que contamina la educación, porque la educación no puede mantenerse fiel a valores y estilos del pasado, sino que necesariamente se asocia a estas nuevas formas: pizarrón, palabra del docente, escucha obediente del alumno, uso de libros y registro, espacio, tiempo… se ven invadidos por una tecnología y nuevos sujetos que han roto los muros de la escuela y del aula con otros soportes que están oficializados (y se usan legítimamente) o están subrepticia o descaradamente en poder de los alumnos: sonidos, imágenes, comunicación (mp3, mp4, celulares, etc.) El mismo circuito de comunicación docente-alumno está cruzado por “ruidos” diversos que dificultan o inhabilitan el pensamiento.

• No es lo mismo pensar con un universo de pensamiento generoso pero acotado, que tratar de pensar en medio de una explosión del conocimiento. Y de hecho, en nuestros días, el conocimiento de todas las áreas, la información disponibles, los materiales a la mano (aquello que están en cada conexión de computadora, teléfono o televisor) crece de manera exponencial, por lo que la primera tarea de pensamiento es poner orden, sistematizar, tratar de dar cuenta de lo que existe, salir a la caza de todo lo disponible, seleccionar, proponer una mirada crítica, re-crear síntesis que puedan tener un sentido educativo.

• En el pasado, la escuela y la educación formal constituían la fuente de la información y el conocimiento. Hoy abunda la información, el dato, la novedad, pero escasea el conocimiento, la educación. Por eso la educación escolar, formal, se presenta como la lucha permanente entre la fragmentación de lo dado y la sistematizaciòn de los materiales, entre el discurso y la imagen, entre la continuidad y la ruptura. No hay conocimiento, ni pensamiento posible sobre la base de cortes, datos, pantallas, destellos… y el esfuerzo de la educación sigue siendo ese: dotar de orden y de sistema al caos aluvional de información disponible y fluyente,

• Si antes había un predominio de la palabra (logosfera) y era la palabra el soporte privilegiado del pensamiento, hoy estamos atravesados por la imagen (iconosfera) y en las imágenes hay que buscar también los nuevos códigos, los nuevos mensajes, las nuevas ideas que genera el pensamiento.

• Los docentes, los que enseñan, y los alumnos tienen sus propias teorías personales, teorías que tienen compatibilidad generacional entre sí y cierto grado de incompatibilidad entre los sectores. Es muy probable que la teoría personal de los docentes presente una visión del mundo, de la sociedad, de sí mismo, de la educación (vista desde la enseñanza) distinta de la teoría personal de los alumnos, de su visión del mundo, de la sociedad, de sí mismos y de la educación (vista desde el aprendizaje). Si ser inconmensurables (Kuhn) son diferentes y solemos tender a simplificar los rasgos que las caracterizan.

sábado, marzo 07, 2009

137. SPINOZA, ¿PROFESOR O FILÓSOFO?


(1) Carta de Ludovico Fabritius a Baruch de Spinoza

Ilustrísimo señor:
Mi clementísimo señor, el serenísimo Elector Palatino, me ordena escribirle a Ud. - hasta ahora desconocido para mí, pero apreciadísimo por el serenísimo Príncipe- pedirle que acepte la profesión ordinaria de la filosofía, en su ilustre Academia. El estipendio anual es el que perciben actualmente los profesores ordinarios (...) Ud. tendrá la más amplia libertad de filosofar. El Príncipe confía que no abusará de ella con el fin de perturbar la religión públicamente profesada (...)
Esto sólo agrego, que se verá que transcurrirá plácidamente una vida digna de un filósofo, a menos que ocurra todo lo contrario de lo que es nuestra esperanza y nuestra opinión.
Le ofrezco, ilustrísimo señor, mis saludos. Suyo atentísimo
J. Lodovico Fabritius, Profesor de la Universidad de Heidelberg y Consejero del Elector Palatino. Heidelberg, 16 de febrero de 1673.

(2) Respuesta de Spinoza a Fabritius.

Ilustrísimo señor:
Si yo hubiese tenido alguna vez el deseo de ejercer la profesión de una facultad, ésta que me es ofrecida por su intermedio por el serenísimo Elector Palatino habría sido la única que yo hubiese podido considerar. (...)
Pero, como no fue nunca mi intención enseñar públicamente, no puedo dejar de aprovechar esta bella ocasión para expresar lo que largamente he reflexionado. De hecho, si quisiese dedicarme a la educación de los jóvenes, debería en primer lugar renunciar a hacer filosofía. En segundo lugar, yo no sé entre qué límites deba entenderse comprendida aquella libertad de filosofar, para que yo no parezca querer perturbar la religión públicamente constituida (...)
Suyo : Baruch de Spinoza

(3) Comentario de Mario Trombino

Spinoza no dice por qué, si quisiese dedicarse a la educación de los jóvenes debería renunciar a hacer filosofía, mientras que es posible seguir haciéndola puliendo lentes. El silencio sobre el por qué no hace menos neta la afirmación, sin embargo. A menos que la segunda razón de la negativa deba entenderse como comprendiendo a la primera. Puliendo lentes no se pone en juego la propia búsqueda filosófica; pero educando jóvenes a través de la filosofía, sí.

Trombino, Mario (1999): Elementi di didattica teorica della filosofia. Bologna, Calderini, Traducción de Mauricio Langon
Respeto la determinación muy digna de Spinoza... y al mismo tiempo pienso que tal vez ese ejercicio de la educación le hubiera puesto interlocutores y diálogo a su filosofía, enfrentamiento y discusión, cierta anticipada dialéctica... porque no imagino a Baruch sin defender y ejercer la libertad del pensamiento, también en sus clases... Tal vez por eso, tal vez porque los lentes y su taller fueron mudos testigos de sus cavilaciones y de sus escritos, es posible que haya temido que la generosidad de quien le ofrecía el trabajo podía chocar contra esa necesaria libertad de la especulación... Pero la educación, ¿no es un territorio abierto a la libertad?

viernes, marzo 06, 2009

136. ¿UN NUEVO HOMBRE?


La autora Paula Sibilia (2005. El hombre postorgánico. FCE) presenta los caracteres del ser humano que lentamente se establece entre nosotros :

• El cuerpo humano, en su anticuada configuración biológica, se estaría volviendo obsoleto: intimidados seducidos por las presiones de un medio ambiente amalgamado con el artificio, los cuerpos contemporáneos no logran esquivar la tiranía del upgrade (actualización y nueva carga de programa). Un nuevo imperativo es interiorizado: el deseo de lograr una total compatibilidad con el tecnocosmos digital, mediante la actualización tecnológica permanente. Se trata de un proyecto sumamente ambicioso (…) que contempla la abolición de las distancias geográficas, de las enfermedades, del envejecimiento, e incluso, de la muerte. El ser humano, la naturaleza, la vida y la muerte atraviesan turbulencias despertando todo tipo de discusiones y perplejidades. Estamos ingresando en la era post-humana o en la post-evolución. (11-12)
• Si antes era necesario disponer de algún documento para probar la identidad (DNI) y hoy las tarjetas con sus bandas magnéticas o sus códigos permiten identificarnos como sujetos, como ciudadanos y como consumidores, en el futuro inmediato bastará un pequeño chip incrustado bajo la piel para identificar quienes somos. (35-36). La sociedad mantendrá el control aunque pareciera que ya no nos vigila. A la sociedad y a los dueños del poder ya no les interesa vigilar al productor disciplinado, sino controlar y monitorear al consumidor.
• Nuevas formas de trabajo (teletrabajo o trabajo desde la casa o la oficina en el hogar) tienden a desdibujar la barrera entre el ocio y el trabajo, entre el esfuerzo y el placer. Nuevas formas de corporalidad, nuevas formas laborales, nueva organización de la existencia. El teletrabajo no es mas que un collar o una pulsera electrónica, porque bajo la apariencia de libertad (hago lo que quiero, tengo mi horario, manejo mi tiempo) los sujetos están prisioneros y controlados que nunca. (38)
• Las metas del proyecto tecno-científico actual no consiste en mejorar las miserables condiciones de vida de la mayoría de los hombres, sino en responder al impulso insaciable que ignora todas las barreras tanto para dominar el mundo exterior como el mundo interior. Sobre todo ejercer un control total sobre la vida, tanto humana como no humana y superar todas las barreras y limitaciones biológicas (hasta la mortalidad). No sólo se trata de mejorar y embellecer el cuerpo a cualquier precio, sino de matar la muerte, de asegurar la inmortalidad. (53)
• No es extraño que la autora hable en algunos de sus capítulos de: “La evolución postbiológica” (133), “Bioprogramaciòn: formateo acelerado de cuerpos y de almas”. (158) “La alquimia de los genes y de los bits: una eugenesia al gusto del consumidor” (184). “La enfermedad como error en el código” (229) O que para explicar, por ejemplo, la instalaciones de “desfibriladores” – restablece el ritmo cardíaco normal mediante la aplicación de una descarga eléctrica – en los lugares públicos, médicos y funcionarios hablen de un “formateo” del corazón, que reinicia su marcha como si fuera una computadora tildada.

El cuerpo, es el lugar de una multitud intervenciones tecnológicas en donde lo natural (orgánico), deja su lugar a lo post orgánico.

• Cuerpos operados: por razones de salud (extirpar, arreglar, suturar), eugenesia (cesáreas) y operaciones relacionadas con alteración de la reproducción.

• Cuerpos alterados mediante operaciones: diversos tipos de cirugías estéticas, con el uso de verbos muy curiosos: poner, sacar, estirar, sustituir, mejorar, acondicionar, achicar, agrandar, etc. No intervienen sólo los cirujanos plásticos, sino un ejército invasor: odontólogos, oftalmólogos, dermatólogos y otros, con el séquito de sus auxiliares técnicos y equipamiento tecnológico.

• Cuerpos modelados a través de diversos tipos de gimnasias, con la presencia de los especialistas y los medios tecnológicos.

• Cuerpos arreglados y formateados mediante diversos aportes cosméticos (industria) y sus especialistas: estilistas, cosmiatras, cosmetólogos (eventualmente la presencia de dermatólogos). Los peluqueros estilistas ocupan un curioso lugar de privilegio en este escenario ya que combinan varias de las funciones enunciadas (asociadas al vínculo que suelen establecer con los usuarios).

• Cuerpos disciplinados mediante diversos tipos de dietas y gimnasias. Diversos tipos de ortopedias (en diversos lugares del cuerpo).

• Cuerpos violentados a través de privaciones o agresiones: bulimia /anorexia.

• Cuerpos tentados permanentemente por el disfrute de todos los placeres

• Cuerpos divididos por la estrategia de la erótica que juega con la exhibición y la mirada, la histeria y el deseo, la promesa y la negativa, la invitación y la postergación.

• Cuerpos asociados a un interior invadido con químicos regulados o experimentales: antidepresivos, energizantes (psico-somáticos), de rendimiento sexual o de ampliación de la posibilidad de gozo, mecanismos regulatorios del estado de ánimo y de la autoestima, chalecos químicos para amortiguar las conductas.

Los interrogantes que sobrevuelan, al concluir la lectura, invaden el territorio de la educación: ¿de qué debe ocuparse la educación de nuestros días? ¿Cuáles son sus retos y sus desafíos? ¿Cómo puede acompañar este casi descontrolado desarrollo tecnológico que privilegia la vida de algunos y que condena a la desprotección al resto? ¿Cómo incorporar todas estas problemáticas en el desarrollo curricular, sin descuidar las funciones específicas? ¿Cómo hacerse cargo del cuerpo que tenemos (orgánico) y ese desarrollo post orgánico que nos aguarda?

135. SER HUMANO Y NUEVAS TECNOLOGIAS


Al calor de las nuevas tecnologías, algunos autores – entre ellos, principalmente el sociólogo argentino Christian Ferrer - sitúa al cuerpo en la encrucijada de un devenir en valor de mercancía, como fuerza de trabajo o como apariencia en su tramitación social. El ornamento inherente al individuo moderno requiere el complemento amortiguador del confort, suavidad de un resguardo superficial que cubre la apariencia de la personalidad de la “inclemencia industrial y urbana”.

Pensemos en la imposición de las dietas nutricionistas y adelgazantes mediante la televisión y las revistas especializadas en “buena salud”; pensemos, de paso, en la intervención de la industria farmacológica como filtro del discurso médico. En este contexto, entra la gimnástica como discurso complementario a la salud deportiva y desintoxicante pero con un plus: la realización de la consigna publicitaria de “dejar” el propio cuerpo para obtener aquellas formas que dictamina el canon de la belleza actual.

Pero como no todo se agota en los aparatos, en los entrenamientos y en los instructivos (ya que a las clases de gimnasia se accede también por combos de videos y micros televisivos), la medicina también ingresa en nuestra vida diaria, de alguna manera y, por cierto, en grados muy variables, mediante las diferentes prácticas quirúrgicas que esculpen el cuerpo quitando todo aquello que sobra o agregando todo lo que falta o sustituyendo aquello que ya no funciona o no tiene la apariencia adecuada.

Si bien es cierto que la mayoría de las personas no integra el escaparate mediático de venta de imagen, sí puede corroborarse una tendencia que lleva a comprar, con mayor o menor voluntad, el producto exhibido: esa parece ser la función de la moda en el caso de imponer, por ejemplo, talles chicos y bajos. Sin embargo, no creo que este sea el problema de fondo; más bien me parece ser la punta del iceberg que puede orientarnos hacia un término más sugerente: el sistema de control y exhibición.

La vida social en sí misma, la actuación o los efectos performativos de los medios de comunicación, especialmente en su dimensión televisiva, quizá nos resulte más perceptible en el alto grado de exposición que ciertos programas demandan a condición de otorgar premios al ganador; sólo que, en la mayoría de los casos, llama la atención que el triunfo consista en el reaseguro del participante dentro del circuito voraz del medio: de este modo, los reality shows exigen el desnudo total (de su vida y de sus actos) para premiar a aquél que lleve al extremo la obediencia al doble sistema de vigilancia de conductores y televidentes. Así, todas las formas de Gran Hermano son el paradigma (sobre todo por la resonancia literaria de Orwell) de una estructura que se repite con ligeras variantes, pero que mantiene la condición de la competencia en la puesta a prueba de la privacidad y en la eliminación (y desgaste) gradual de los participantes, hasta llegar al ganador final.

Actos y palabras son vistos y oídos por todos. Si ducharse, orinar o tener sexo puede (o mejor debe) ser captado por la cámara, la escena del relato da cuenta del modo en que se pierde la noción del límite entre el reducido grupo que forma parte del juego directo y la enorme masa que cuantifica el acto de espiar. Reality o talk shows, se trata de hacerse ver y oir, de exponer los más recónditos detalles de la vida personal; extraña experiencia si se piensa que puede implicar la efímera utopía de quien busca crédito en la huella estelar de los chismes “famosos”.

La técnica viene a afirmarse en una doble convicción; el cuerpo devino en última y radical verdad y la demanda del placer sensorial constituye la presencia de la temporalidad vital: la fuente del dolor es el temor al surco que el tiempo abre en la fisonomía. En este contexto de un dolor existencial amortiguado, la medicina y la tecnología plantea un problema ético a la disputa por la propiedad del material genético y modifica en consecuencia, y de un modo extremo, la idea de vida y muerte; también aparece el signo de pregunta por los límites y el alcance de la naturalidad o de la intervención del saber humano en el control de la vida (por ejemplo, la eutanasia).

En este mismo contexto, diversas formas de pornografía adquieren sentido en tanto industria del cuerpo, allí donde la sociedad promueve el intercambio como mercancía obscena, y la reflexión vale tanto para la exhibición del goce como para la exposición el del estado doloroso o vegetal de un hombre hospitalizado. Caen los velos protectores para la intimidad del sufrimiento: y como fenómenos asociados, la corrupción del cuerpo, la enfermedad, la vejez y la muerte.

Cabe preguntarse, qué papel juega la educación en torno a estos nuevos “modelos” de ser humano y de uso de la corporalidad y cómo procesa desde su misión y función específica las demandas, las ansiedades, las frustraciones y los triunfos de los estudiantes que concurren diariamente a la escuela. La vida de las nuevas generaciones, que construyen trabajosamente su subjetividad, está atravesada por todas estas demandas que se imponen con mayor fuerza y atracción que los valores y las riquezas del saber y la cultura.