lunes, julio 27, 2009

157. PRESENTE SIN HISTORIA

En los tiempos que corren – con la ruptura de la modernidad – se vive un eterno presente, que ha clausurado el pasado y que por ello mismo no puede pensarse en proyección hacia el futuro: es el mundo que congela y eterniza el presente. Especialmente las jóvenes generaciones –envueltos en consumos y tecnologías – renuncian a la historia y renuncia a proyectarse en el futuro: hay que vivir intensamente el hoy. De nada sirve añorar o lamentar lo que fue. No tiene sentido pensar lo que no sabemos si va a venir. No hay historia: sin percepción del paso del tiempo, no hay historia. Y para ello es necesario que los sonidos, las imágenes, las relaciones, los placeres, los deseos, las satisfacciones nos envuelvan plenamente y nos impidan pensar: sólo se trata de vivir plenamente, al tope, sin gozar, de disfrutar. No hay otra vida (de repuesto), no hay otra vida (futura): no hay que perder el tiempo, hay que ignorarlo.
La posmodernidad corta el concepto de historia como progreso ascendente e indefinido. Es cierto modo la historia ha finalizado porque estamos viviendo (con el capitalismo neoliberal) el mejor de los mundos posibles (la muy discutida crisis de FUKUYAMA) o bien, para “progresar como progresamos” (guerras, destrucción, ecología, probreza, exclusión) mejor que la historia se frene…

1 comentario:

Anónimo dijo...

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