viernes, octubre 12, 2007

013. FILOSOFIA Y RIGOR DEL PENSAMIENTO

Si bien la filosofía es una proyección del ejercicio del pensamiento y capaz de poner en marcha el pensamiento en torno a las más diversas cuestiones, la filosofía no es solamente un espontánea expresión de opiniones personales vertidas al calor del entusiasmo, las circunstancias o la compañía. El ejercicio del pensamiento es amplio y generoso, pero no todo lo que se piensa, se comparte y se discute puede ser considerado filosofía. En muchos casos se trata de opiniones, comentarios, ensayos, propuestas, ejercicios dialécticos, discusiones entre amigos.

Para que la filosofía sea considerada tal, el pensamiento debe asumir un rigor metódico, el rigor del pensamiento. Todo el mundo puede escribir versos, pero pocos son los poetas; muchos puede escribir historias, pero no todo se convierten en novelistas; es común que muchos filmen pero eso no los convierte en cineastas. De la misma manera, el ejercicio natural (y recomendable) del pensamiento no se convierte espontáneamente en filosofía.

El ejercicio de la filosofía requiere: manejo del vocabulario específico (campo semántico o sub-código propio de la disciplina), articulación rigurosa del pensamiento, coherencia discursiva, abordaje de los temas y problemas que son propios de la filosofia. Si bien es verdad que la filosofia es universal y se ocupa de la totalidad, no se hace cargo de lo que es tema y trabajo de las ciencias o de otros conocimientos. Aunque debe intentar llegar a todos con sus ideas y reflexiones no puede abandonar el rigor de sus producciones: el pensamiento siempre es un ejercicio trabajoso, articulado, progresivo, lento. Y necesita expresarse en un lenguaje técnico y variado, rico en palabras, correcto en la sintaxis y estructurado según el tipo de discurso que se elija (nexo y subordinaciones). Las buenas ideas son tales porque aportan (1) originalidad, (2) estructura argumentativa o demostrativa correcta y coherente, (3) fundamentación, (4) claridad (lo que es opuesto a confuso y no es sinónimo de sencillo), (5) apertura a nuevos interrogantes y al debate de otras ideas.

El conocimiento de los autores, de las obras, de la filosofía otorga un bagaje, un equipamiento intelectual que facilita la comprensión y el acceso a los textos filosóficos, y la producción y escritura del pensamiento. De la misma manera que quien lee mucha literatura comprende mejor a los poetas y escritores o el habituado al cine, maneja el código de la imagen y el sonido, el habituado a los textos filosóficos tiene mayores recursos para acceder a la filosofía. Como en otros muchos órdenes de la vida, los que más saben son los que mas capacidad de aprender tienen, porque son los que descubren el valor de las cosas nuevas que aparecen y tienen condiciones para incorporarlas a su archivo personal (cultura subjetiva).

Aunque la filosofía ha utilizado muchos formatos, los más comunes han sido dos: el argumentativo y en demostrativo. En el primero el filósofo tiende a presentar un discurso con el que pretende convencer al interlocutor. Sus argumentos pretenden desarmar los argumentos del adversario para poder imponer sus ideas. En el demostrativo – siguiendo un modelo racional que se asocia a la lógica de las ciencias exactas – el autor presenta una serie de ideas que se encadenan y se subordinan lógicamente entre sí para llegar a las conclusiones deseadas.
NORO JORGE EDUARDO

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